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Emilia Pérez, papa por siempre


Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor

Empecemos por la trama. Manitas del Monte (sic) es un narcotraficante mexicano, líder de un poderoso cártel. A su mediana edad, casado y con dos hijos, decide llevar a cabo su gran deseo: ser mujer. Contrata a una abogada frustrada para que se encargue de todo: conseguirle las cirugías, fingir su muerte y reubicar a su familia. Esto es sólo la premisa. Cuatro años después, ahora convertido en Emilia Pérez, busca de nuevo a la abogada porque quiere volver a estar con sus hijos. Finge ser prima del difunto Manitas y rehace una vida con sus hijos y su esposa, quienes no lo reconocen. Conmovida por el drama de los desaparecidos por el narco en México, Emilia ahora lanza una fundación para apoyar esa causa. En el camino se enamora de una mujer que perdió a su esposo maltratador, con la que encuentra el amor. Sin embargo, los acontecimientos harán que Emilia pase de ser heroína a ser víctima, lo cual es todavía más «heroico». Por cierto, esto es un musical.


El audaz cineasta francés Jacques Audiard firma esta producción francesa ubicada en México, hablada y cantada en español, y con la desafiante premisa de un ex narco transexual. Hay que reconocer que es un planteamiento valiente y original, como son sus números musicales. Además, la protagonizan dos famosas actrices de Hollywood de ascendencia latina, Zoe Saldaña y Selena Gomez, y en el papel titular Karla Sofía Gascón, quien fuera el actor español José Carlos Gascón (inolvidable para el público mexicano por su papel de Peter Pintado en Nosotros los Nobles) y que ahora es una actriz transexual. Así, como concepto, el proyecto tiene todo lo que la cultura actual exige, y como tal está ya cosechando premios, imparable rumbo al Óscar.

Ahora bien, hay muchos problemas en ella. Uno es el idioma. Para los espectadores hispanohablantes, y mexicanos en concreto, salta inmediatamente lo extraño de las letras de las canciones (se intuye que escritas originalmente en francés) así como el acento de los personajes mexicanos interpretados por las angloparlantes Saldaña (neoyorkina de padres dominicanos) y Gomez (texana de abuelos mexicanos) y por Gascón (de España), que ninguna suena mexicana. En el estilo de musical recuerda positivamente a la reciente Annette aunque con interpretaciones menos entonadas y con canciones irrisorias como la que lleva por estribillo «vaginoplastia» repetido festivamente una y otra vez (aunque mi verso favorito sigue siendo: «yo y mis pompis mantecosas»).

En México la película ha sido duramente criticada —y de hecho Netflix, productora de la cinta, la estrenó primero en todo el mundo excepto en este país, quizá previendo el reclamo— por esta representación de México sin talento mexicano, pero sobre todo por la falta de tacto en el asunto de los desaparecidos por la violencia del narcotráfico. Efectivamente, en una época en que se han estrenado muchas películas duras y sinceras sobre los desaparecidos en México, esta cinta no sólo lo aborda superficialmente con un musical y desde fuera, sino que se atreve a mostrar como figura redentora a quien en realidad es uno de los principales responsables del problema. No soy experto, pero entiendo que la comunidad trans tampoco está muy contenta con la representación que hace esta historia.

Sus temas en este sentido son claros. Desde luego, la cuestión de género (changing the body changes society / changing society changes the soul / changing the soul changes society / changing society changes it all), así como la cuestión de la identidad (quién soy, no lo sé, soy lo que siento), ambas ligadas a un cambio «mágico» como es el concepto descaradamente ideologizado de que alguien por cambiar de sexo cambia de ser malo a ser bueno. En fin, ya ha quedado claro que esta historia y su interpretación se sienten bastante falsas, pero tomémosla en serio por un momento. Supongamos que un narcotraficante cambiara de identidad y escapara así de rendir cuentas por sus crímenes. ¿Eso es lo justo? Esta película plantea que es válido no asumir esa responsabilidad y que es heroico tomar la bandera del movimiento de búsqueda de desaparecidos. O pensemos en el personaje de la esposa de Manitas: su esposo finge su muerte y la abandona, para luego volver para estar con sus hijos, pero sin decirle quién es, y posteriormente regañarla por su nueva vida amorosa, arrebatarle su dinero e intentar quitarle a sus hijos… Y éste es el personaje ejemplar que la cinta idealiza. Ficción es ficción, sí, pero la buena ficción dice verdades, la mala ficción sabe a mentiras.

(2024) EE.UU.

DIRECCIÓN Jacques Audiard

GUION Jacques Audiard, Thomas Bidegain, Léa Mysius y Nicolas Livecchi a partir de la novela de Boris Razon

MÚSICA Y CANCIONES Camille y Clément Ducol

FOTOGRAFÍA Paul Guilhaume

REPARTO Zoe Saldaña, Karla Sofía Gascón, Selena Gomez, Adriana Paz, Edgar Ramírez, Mark Ivanir

 


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