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Queremos tanto a Frida


Luz María Mondragón

En el olimpo de la pintura sólo hay una diosa: Frida Kalho. Su reino no es efímero. El mercado del arte y el público son fugitivos, olvidan, están a la caza de lo nuevo; sin embargo, mantienen la devoción a Frida. Esculpen, cincelan, moldean la fridomanía, perpetuando el mito que embruja. Ella reina en un cielo tan duramente ganado.

El 6 de julio de 1907 nació Frida Kalho. La efeméride nos desliza a las páginas de su existencia, a las pinceladas y tonalidades de su pintura intimista y autobiográfica. Sensibilidad distinta. Ella misma era un poema, una obra artística. Plástica femenina. Emana su vida personal, sentimientos, miedos y angustia. Le dio un giro al destino trágico y lo volvió arte.

118 años después de su nacimiento, el mundo, que la ignoró en vida, se vuelca en celebraciones, exposiciones y homenajes; resaltan lo que ella representa en la cultura.

Ha nacido una estrella

En 1907 Coyoacán era un pueblo a las orillas de la capital. En la hermosa Casa Azul nació la niña Magdalena Carmen Frida Kahlo Calderón.
El poeta Rainer Maria Rilke, dijo: “la infancia es la verdadera patria del ser humano”.  En la niñez irrumpió el dolor que marcó la vida y obra de Frida.

Desde la tierna infancia padeció el doloroso trato de la espina.  Apenas tenía seis años cuando comenzó su calvario. La poliomielitis lastimó su delicado cuerpo. La obligó a guardar cama nueve meses dejándole una pierna más delgada. Cuando recuperó la salud, la esperaban las burlas de los niños, que le gritaban: “¡Frida Kalho, pata de palo!”

La fatalidad perseguía a Frida

En 1922 la bella Frida entró a la Escuela Nacional Preparatoria. Ese año se permitió el ingreso de 35 mujeres al plantel de dos mil 500 alumnos. Ella anhelaba estudiar medicina.

La mañana del 17 de septiembre de 1925, Frida salió de San Idelfonso con su novio Alejandro Gómez Arias, y sus libros de la escuela, hacia Coyoacán. Subieron al autobús, sin imaginar la amenaza agazapada. Un tranvía se estrelló contra el vehículo. El impacto la lanzó hacia adelante y un tubo le atravesó su cuerpo, “como una espada atraviesa a un toro”, describió.

Accidente brutal para Frida: fracturas de columna vertebral, clavícula, costillas, cadera y pierna derecha; perforación del abdomen y la matriz… Sin esperanza, los médicos recogieron su cuerpo, no creían que pudiera sobrevivir.

Sobrevivió. Pero por meses quedó encadenada a una cama. Su madre le mandó construir un caballete especial. Ella no sabía que en su futuro habría 32 dolorosas operaciones. Pero sí sabía usar los colores y la pintura se volvió su compañera de vida. Contó que se consagró al dibujo y a la pintura para olvidar el dolor físico y emocional.

Frida y Diego, ni contigo ni sin ti

En 1929 Frida se casó por primera vez con Diego Rivera, la superestrella, el dios de la pintura de México. Su matrimonio le causó sufrimiento emocional por las infidelidades de él. Se divorciaron. Se volvieron a casar en 1940. Se amaron, se pelearon y trabajaron juntos. 
Ella vivió bajo la alargada sombra del titán del muralismo, cuyos pinceles expresaron las batallas de la historia y la cultura nacional. Solamente era conocida como la esposa de Diego. Su arte no interesaba.

En vida únicamente vendió un cuadro

Por ejemplo, Friedrich Nietzsche se consideraba autor “póstumo” porque se sentía fuera de su tiempo. Igual ocurrió con Frida Kalho, más bien una pintora para la posteridad, porque tampoco su arte y creatividad sintonizaron con la época que le tocó vivir en las cuatro primeras décadas del siglo XX.

Nada profetizaba el extraordinario futuro artístico de Frida. Se adueñó de la gloria, pero fue después de su muerte.
En vida sólo vendió un cuadro: Las dos Fridas, por 250 dólares al gobierno mexicano que lo pagó en abonos durante un año.  Ella no vivía de su obra, era desconocida.

Ser diferente, su superpoder

La aplastante dimensión artística de Diego Rivera no la aplastó. Tenía su propio talento y genio. Ella desarrolló su extraordinaria personalidad y creatividad. Actualmente Diego Rivera se ha convertido en el esposo de Frida Kalho.

Una vez vino a México el padre del surrealismo, André Breton. Se enamoró de la obra de Frida, enmarcándola en esta corriente artística. Frida rechazó esta valoración. Respondió tajante: “Nunca pinté mis sueños; pinté mi propia realidad”.
Solidaria

Frida y Diego militaron en el Partido Comunista. Pero ella era más revolucionaria.  Su mano franca y solidaria se extendió para apoyar a miles de refugiados.

Frida y Diego dieron asilo en su casa a León Trotsky, líder del Ejército Rojo que hizo la Revolución de Octubre y alumbró el nacimiento de la hoy extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

La bandera comunista la cubrió

Los velos del último instante cubrieron a Frida, el 13 de julio de 1954, una semana después de haber cumplido 47 años.
El presidente Lázaro Cárdenas y Diego Rivera caminaron encabezando el cortejo fúnebre, tras la carroza que llevaba el ataúd de Frida al Palacio de Bellas Artes. Allí la homenajearon intelectuales como el muralista David Alfaro Siqueiros, el poeta Carlos Pellicer, el pintor Juan O´Gorman.

En Bellas Artes, una bandera con los símbolos comunistas del martillo y la hoz cubrió el ataúd. Los símbolos despedían a la artista.  Y nacía la leyenda y el emblema de México.

Los secretos de Frida

Tras el sepelio, Rivera ordenó cerrar habitaciones de la Casa Azul para preservar los secretos de Frida.

Es hasta el siglo XXI que se abrió el universo íntimo de Frida. Se descubrieron más de seis mil fotografías, 22 mil documentos (por mencionar, cartas que intercambiaba con intelectuales) e infinidad de objetos personales como corsés ortopédicos pintados por la artista, una pierna ortopédica y ropa.

Si Frida Kahlo viviese en 2025 estaría atónita, sorprendida de ver cómo marcas de moda de todo tipo se inspiran en ella. 
Imantan a multitudes los curiosos objetos personales de la pintora: maquillajes, pinturas de uñas, coloretes para las mejillas, labiales que pintan la sonrisa de rojo intenso.

El mito de Frida ha llegado también al mundo de la decoración; está hasta en los cojines.

En el planeta se realizan exposiciones sobre el universo de Frida. En Nueva York hubo una muestra sobre los jardines de la pintora mexicana,  de cómo había plantado cactus en su casa. Y tuvo gran éxito.

Sin faltar exhibiciones de su ropa étnica.  De detalles sobre su cuerpo roto. Sus botas rojas, remate de su pierna ortopédica, son los objetos más enigmáticos de la exposición. También los corsés, prueba de su tortura física.

Frida es la creatividad andando. Su look es un manifiesto político de rebeldía. Rechazó la tiranía de la moda. Ella creó su propia imagen, estética pulida. En su creación personal, el rostro es punto central, oscuras cejas tupidas (la tendencia era depilarlas como hilo), el particular peinado…

La Casa Azul

Graceland, la icónica mansión de Elvis Presley, es un lugar de peregrinaje para los adoradores del rey del rocanrol. Así la Casa Azul, hogar de Frida Kalho. Es imán que atrae a turistas nacionales e internacionales porque este museo contiene parte de su legado artístico y conceptual. Aquí palpita el universo espiritual de la reina de la pintura.

Finalmente hay que destacar su creatividad; no tenía límites. La pintura le dio gloria internacional. Pero también escribía poesía:

Mereces un amor que te quiera despeinada,
incluso con las razones que te levantan de prisa
y con todo y los demonios que no te dejan dormir.
Mereces un amor que te haga sentir segura,
que pueda comerse al mundo si camina de tu mano,
que sienta que tus abrazos van perfectos con su piel.
Mereces un amor que quiera bailar contigo,
que visite el paraíso cada vez que ve tus ojos
y que no se aburra nunca de leer tus expresiones.
Mereces un amor que te escuche cuando cantas,
que te apoye en tus ridículos,
que respete que eres libre,
que te acompañe en tu vuelo,
que no le asuste caer.
Mereces un amor que se lleve las mentiras,
que te traiga la ilusión.

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