Aída Espinosa Torres
“Es claro que la escultura de Sebastián nunca pasará, no se oculta tras muros, ni se resguarda en vitrinas, su lugar es la calle, la explanada, la glorieta, el cruce de caminos y de avenidas, el espacio público es su soporte natural porque también es el interlocutor más genuino: la ciudadanía”, así definió el presidente de la Junta de Coordinación Política y coordinador del grupo parlamentario de Morena, Ricardo Monreal, la obra del escultor mexicano, al inaugurar la exposición Sebastián en San Lázaro.
Él mismo lo ha dicho con claridad y yo coincido, aclaró Monreal Ávila: “La escultura monumental es democrática. Es para los ricos y los pobres”, para los políticos y los que no lo son, para los ciudadanos libres. Por eso tiene tanto sentido que hoy esté aquí, en San Lázaro. Este recinto no es solamente la sede del Poder Legislativo, es un espacio de lo público en su máxima expresión, aquí se debate el presente y el futuro del país. En este sentido, el arte, como la política, se inscribe en el tiempo y en el espacio para construir memoria, pero, sobre todo, para imaginar futuro.
Determinante, confesó: “no deja de maravillarme que desde los rincones más apartados de nuestro país hayan surgido algunas de las mentes más universales que México ha dado. Camargo, Chihuahua, por ejemplo, —con sus paisajes áridos y vastos —, ha sido cuna de dos grandes voces del arte mexicano: David Alfaro Siqueiros y Enrique Carbajal, cuya obra de él, de esta figura, hoy nos reúne”.
El legislador, hizo énfasis en el origen de su nombre: Enrique Carbajal no adoptó ese nombre por vanidad ni por capricho, fue en la Academia de San Carlos —la más antigua escuela de arte en América— donde un profesor, al verlo abstraído, le lanzó una frase que marcaría su destino: “Te pareces al San Sebastián de Botticelli”.
Agregó sus múltiples reconocimientos como, por ejemplo: integrante honorario de la Academia de Bellas Artes de Florencia, ciudad natal del mismísimo Botticelli. “No negamos que es una curiosidad elocuente, el escultor mexicano que tomó su nombre de San Sebastián Florentino, es ahora honrado en la misma ciudad que inspiró su seudónimo”.
Sebastián ha sido premiado en México, en Francia, en Corea, en Japón y recibido el Premio Nacional de Ciencias y Artes, la Medalla Bellas Artes, e integrante activo de la Academia de Artes. Pero lo que importa decir ahora, aunque su mirada recorrió el mundo, su verdadera raíz no estaba allá afuera, sino aquí, en México, en esa dimensión profunda de lo prehispánico que no es cita arqueológica, sino lenguaje estructural.
Algunas obras que se podrán apreciar en diferentes puntos de la Cámara de Diputados, a partir de hoy son: el Guerrero Chimalli de Chimalhuacán, el Coyote en Ayuno de Nezahualcóyotl, o el Águila Bicentenario o la Equis de Ciudad Juárez, o el Caballito, en varias partes del país, no son homenajes arqueológicos, son culturas vivas, son relecturas de una estética que no fue destruida por la modernidad, sino que fue integrada y elevada.
Sebastián no exalta la raíz como adorno, sino como fundamento. Y eso es precisamente lo que ahora veremos en dos meses en la exposición que será abierta al público aquí en San Lázaro.
Agregó: “Una de las dimensiones más poderosas de su obra radica en su carácter democrático. Porque sus esculturas están hechas para ser vistas por todos, basta con caminar, con mirar, con detenerse y entonces algo ocurre, la escala nos interpela, la forma nos descoloca, el símbolo nos convoca”.
El escultor mexicano Sebastián, reconocido por su exploración de temas como la identidad, la cultura y la sociedad, exhibirá su obra durante dos meses en la Cámara de Diputados. A través de diversas formas y materiales tan disímiles como la madera, la piedra, el acero y el vidrio, su trabajo invita a la reflexión y al diálogo. En una entrevista con Revista Cámara, periodismo legislativo, habló sobre la importancia del arte en el desarrollo de un país.
Es fundamental. Lo vimos hoy cuando un político nos habló de sensibilidad plástica y cultural. Eso es lo que nos hace falta a todos los mexicanos: arte, ciencia, tecnología y política unidos profundamente.
Es parte de la historia de la humanidad. Desde las cavernas hasta hoy, el hombre ha tenido la necesidad de poner íconos, símbolos, en todos los lugares. En la transformación de la historia del arte desde las cavernas, luego con los romanos, cuando se da el hecho abiertamente arquitectónico y urbanístico, empieza una gran trayectoria del arte monumental urbano. Y yo pertenezco a esa familia.
Es absoluto el arte monumental urbano. Es público, es de la calle, es para todos, no cuesta verlo y lo pueden ver los pobres, los ricos, todos los seres humanos. Entonces hay la libertad de verlo, de tomarlo o rechazar. Y eso es maravilloso. Es democrático, es abierto y yo por eso hago arte público monumental.
Expresó que, como mexicano, está muy contento de exponer en este recinto. Recordó que somos un país de cultura artística en el mundo, pero nos hace falta la conciliación con todos los mexicanos y con el país.
Aclaró que como artista siempre ha tenido libertad absoluta para producir “y he hecho, en todos los tiempos, obra monumental, urbana, sin ninguna limitación”.