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Debate, esencial en toma de decisiones y construcción de leyes


El debate y la argumentación desempeñan un papel crucial en los parlamentos. El debate parlamentario, más allá de ser un contraste organizado de ideas y puntos de vista entre dos o más personas, en el que externan razonamientos para lograr un acuerdo, es un mecanismo en las cámaras del Congreso de la Unión que permite a sus integrantes confrontar ideas, dar opiniones y argumentos a fin de encontrar soluciones democráticas respetuosas y, en muchas ocasiones, en consenso. Se debe aclarar que el debate en las cámaras del Congreso tiene características argumentativas específicas que no se dan en otros foros. Sus lineamientos se llevan a cabo de acuerdo con la Constitución, la Ley Orgánica del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, el Reglamento del Senado de la República y el Reglamento de la Cámara de Diputados.

De acuerdo con uno de los textos de la serie Temas Legislativos, publicado por el Senado de la República: El debate parlamentario en las cámaras del Congreso de la Unión, para lograr que el debate en el Pleno sea fructífero, se requiere el conocimiento de las normas que rigen el número de oradores, los tiempos de su participación en Tribuna, la dinámica de discusión y la emisión del voto de cada uno de los legisladores presentes.

Los temas para abordarse son elaborados por instrucciones de la Mesa Directiva, con la finalidad de proporcionar respuestas a las preguntas más comunes que surgen entre quienes participan en las actividades de un Parlamento. A través de la argumentación, los parlamentarios presentan puntos de vista, defienden propuestas y buscan convencer a sus colegas. Esto fomenta la generación de ideas y soluciones sólidas y bien fundamentadas.

No tiene como objetivo primordial cooptar la voluntad del interlocutor o descalificar al adversario político. Por el contrario, el discurso político actúa en un ámbito donde lo determinante es lograr la aprobación de una resolución, a través de la confrontación civilizada de ideas y argumentos.

El debate parlamentario al interior del Congreso y el discurso de los oradores pueden llegar a diferentes destinatarios: electores, ciudadanía, dirigencias partidistas, gobierno o, incluso, a los propios compañeros de Cámara.

Tácticas parlamentarias

A través del debate los legisladores cuestionan políticas, acciones y decisiones gubernamentales. En él pueden hacer preguntas y exigir respuestas. Así se garantiza la rendición de cuentas y se evita la concentración excesiva de poder. El debate parlamentario tiene un moderador, que es quien organiza, dirige, concede los turnos de palabra y centra el tema cuando se desvía.

En México, el Diario de los Debates tanto de la Cámara de Diputados como del Senado concentra las deliberaciones y acuerdos adoptados en las sesiones del Pleno. Además, contiene los textos y documentos aludidos en las intervenciones, a los cuales se puede acceder fácilmente en su versión digital. Estos registros son valiosos para la transparencia y la memoria histórica de la labor legislativa.

Si bien es cierto que el Reglamento de la Cámara de Diputados indica que el debate es, en principio, ilimitado, ya que no cuenta con restricciones sobre el número de intervenciones o de la duración de éstas, dispone de un mecanismo de contrapeso que ayuda a ordenar mínimamente el debate parlamentario.

Son concretamente dos instrumentos:

 La lista de oradores. En ella se inscriben las y los congresistas que pretendan intervenir. Serán los únicos participantes que podrán contribuir al intercambio de ideas al abrirse la discusión.

 La moción de cierre. Se refiere a la solicitud que los congresistas o el presidente pueden hacer para concluir un debate concreto por considerar suficientemente discutido el asunto y que debe ser aprobado por el Pleno.

Se cuenta con una regulación para establecer tanto el número de turnos en los que se puede hacer uso de la palabra, su duración, así como los sujetos o grupos que pueden solicitarla.

Contenido del discurso político

Los discursos políticos utilizados durante el debate parlamentario podrán tener como objetivo: fortalecer la cohesión e identidad grupal, legitimar las posiciones de los grupos políticos ante la opinión pública y establecer las distancias ideológicas que existen entre los partidos opositores, entre otras.

Actualmente, el discurso parlamentario tiene un alto poder de influencia derivado del uso de las redes sociales. Estos modernos instrumentos ya son parte de la vida cotidiana de millones de personas en el mundo, con ello se mantiene el contacto con las personas y facilitarles información ante situaciones que impidan la presencia física de los legisladores. El debate legislativo puede iniciar a partir de dos momentos específicos:

Cuando un asunto, por su trascendencia jurídica, social, política o económica, es considerado de urgente resolución. Es un mecanismo parlamentario para que el órgano de gobierno correspondiente dé trámite ágil y expedito a un asunto sin que se tenga la necesidad de turnarlo a la comisión correspondiente.

Con motivo de haberse sometido a consideración del Pleno un dictamen.

Aspectos para considerar a futuro

El interés de seguir mejorando el debate parlamentario se sustenta en que es la principal divisa del Congreso. Además, es fundamental a fin de impulsar decisiones relevantes en la vida nacional, mantener el equilibrio entre mayorías y minorías y así respetar los puntos de vista de todos los legisladores para lograr un consenso.Los excesos pueden convertirse en un método obstruccionista de la actividad parlamentaria, señala el texto en sus consideraciones finales. Es por eso que uno de los aspectos a considerar para cambiar en un futuro es regular el número, orden y duración de las intervenciones, pero no solamente en algunas discusiones en específico, sino en todas aquellas que se realicen en el Pleno, sin necesidad de que sean propuestos por la Mesa Directiva, lo anterior para que contribuyan a ordenar y facilitar los debates y en aplicación del principio de economía procesal.

Lo anterior debido a que en la normativa no hay una limitación sobre el número de oradores a participar como máximo, ni tampoco la posibilidad de clausurar el debate transcurrido en un tiempo previamente determinado. También se propone clausurar los debates por un máximo de tiempo previamente pactado, así entonces se podría analizar la posibilidad de pedir la clausura del debate después de haberse ocupado el lapso acordado. En caso de aprobarse se votaría inmediatamente el proyecto y de ser rechazada se cerraría definitivamente el debate. Con esta modificación se produciría una economía procesal y se obligaría a mejorar cuantitativa y cualitativamente las intervenciones de los oradores. Por otro lado, también es importante que el debate parlamentario esté dotado de calidad y eficacia porque un auténtico debate de ideas es exigencia de la vida democrática.

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