La sequía ha sido abordada desde distintas perspectivas y disciplinas. El común denominador son los impactos que genera en diversos ámbitos y sectores, entre ellos el agropecuario, en el cual se presenta de forma severa e impacta los niveles de producción.
México tiene un amplio historial de sequías; sin embargo, en las dos últimas décadas, las condiciones se volvieron más críticas y recurrentes. El Servicio Meteorológico Nacional señaló que, con apenas 65.9 mm de lluvias a nivel nacional, septiembre de 2023 fue el septiembre más seco, de acuerdo con las estadísticas desde 1941(SMN, 2023, p.3).
Uno de los mayores efectos es la pérdida de las cosechas y la disminución del rendimiento de los cultivos, en especial los de temporal, que representan el 75% de la superficie sembrada del territorio nacional. Estos efectos conllevan también una afectación económica directa para las comunidades agrícolas.
Con base en información del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP) se identifica que, a nivel nacional, de 2018 a 2023, la superficie total siniestrada por sequía fue de 2,832,583 hectáreas durante todo el periodo, afectando diversos cultivos en la mayoría de los estados, entre ellos el maíz grano y el frijol.
En el periodo 2018-2023, el 73.4% de las pérdidas en las cosechas por alguna siniestralidad (como heladas, inundaciones, plagas, entre otros) correspondió a sequías. En 2019, se siniestraron 796,171 hectáreas por esta (3.9% de la de la superficie sembrada total y en la cual no se obtuvo cosecha alguna). Mientras que, durante 2023, ascendió a 1,056,525 hectáreas, que representó una pérdida en cosechas del 5.3% de la superficie sembrada total.
México ha sido autosuficiente en maíz blanco o maíz grano; es decir, cubre la demanda para consumo humano (que, según las estimaciones de la SAGARPA [2017], consumimos per cápita 196.4 kg de maíz blanco al año). Hemos sido el primer lugar en su producción a nivel mundial y cada año se exportan cerca de un millón de toneladas métricas. No obstante, para cubrir el consumo de maíz amarillo, que se usa predominantemente para la industria o la fabricación de alimentos para la producción pecuaria, dependemos del exterior.
De los datos revisados de 2018 a 2023 sobre la superficie siniestrada por sequía de maíz grano, los estados con las mayores afectaciones fueron San Luis Potosí, Chihuahua y Michoacán, que concentraron en promedio el 37% de las pérdidas en la cosecha a nivel nacional durante el periodo de referencia. El 2023 fue uno de los más afectados, pues se sembraron 6,941,031 hectáreas y se siniestraron 504,911 hectáreas (7.3% de la superficie sembrada por diversas causas) y solo por sequía, 452,742 hectáreas (6.5% de la superficie sembrada) (Cuadro 1).
Durante el 2023 y lo que va de 2024, se han superado los récords de las temperaturas más altas registradas a la fecha, provocando sequías severas que han afectado a diversos cultivos, entre los que destaca el maíz de temporal. En este sentido, el SIAP pronostica para 2024 una caída en el volumen de producción de maíz blanco de 10.1%, en relación con la producción de 2023.
El frijol también es un cultivo importante en la dieta de los mexicanos, cuyo consumo anual per cápita es de 9.9 kg (SAGARPA, 2017, p.2). México es casi autosuficiente en este producto (90%); el restante se importa principalmente de Estados Unidos. Sobre la superficie siniestrada de frijol durante el periodo 2018-2023, Zacatecas, San Luis Potosí, Durango y Chihuahua tuvieron las mayores afectaciones a nivel nacional, concentraron en promedio el 93% de las pérdidas en la cosecha a nivel nacional durante el periodo de referencia.
El 2023 fue uno de los años con las mayores afectaciones por sequía al cultivo del frijol en las últimas tres décadas. Se sembraron 1,091,125 hectáreas de frijol, de las cuales se siniestraron por diversas causas 329,808 hectáreas (30.2% de la superficie sembrada) y solo por sequía 287,572 hectáreas (26.4% de la superficie sembrada) (Cuadro 2). El SIAP reportó una caída en el volumen de producción de frijol de 23%, de 2022 a 2023, al pasar de 965,371 a 743,710 toneladas.
Las afectaciones en los volúmenes de producción de maíz blanco y frijol dejan ver que la autosuficiencia de ambos cultivos podría cambiar, dada su vulnerabilidad a los fenómenos climatológicos, en específico a la sequía. Los pequeños productores son quienes más recienten sus efectos, pues la producción para autoconsumo y comercialización disminuyen, y se intensifican sus desventajas, como el acceso al crédito, la posibilidad de almacenar en condiciones óptimas y los canales de compra-venta.
Debido a la sequía, el panorama para la agricultura es complicado, por lo que es fundamental atender las deficiencias del sector y gestionar los daños en la cadena de producción, así como impulsar la inversión en los temas prioritarios para el sector agrícola. Corresponde a los tres órdenes de gobierno y a las y los legisladores diseñar e implementar políticas públicas de cara a los efectos de la sequía y atender las problemáticas con una visión integral, entendiendo las vulnerabilidades sociales, económicas y ambientales.
Referencias
Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura. (2018). Manual de Usuario del Sistema del Índice de Sequía Agrícola / ASIS País. Panamá.
Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural-Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (2024). Perspectivas Agroalimentarias 2024.
Servicio Meteorológico Nacional. (2023). Monitor de Sequía de América del Norte.
Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. (2017). Maíz grano blanco y amarillo mexicano; Frijol mexicano. México.