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Cuidar a los que nos cuidan; dignificación de los elementos de seguridad pública y privada


José Eduardo Camacho Ramírez / Licenciatura Facultad de Derecho, Universidad Nacional Autónoma de México

En el imaginario colectivo de México, la figura del elemento de seguridad pública (policías, marinos y militares) y seguridad privada (guardias, vigilantes, veladores, custodios, escoltas y similares) es la del uniformado, con corte de cabello tipo militar, equipado con instrumentos tácticos e incluso armas que le son de utilidad en el cumplimiento de sus funciones en los diferentes servicios a los que se les asigna, ya sea intramuros, vía pública, custodia de valores o personas. 

Sin embargo, detrás de la placa, el chaleco balístico, la gorra, y las botas de comando existen padres de familia, hijos, hermanos y esposos que día con día realizan una labor de alto impacto en nuestra sociedad, que en la mayoría de los casos cumplen en extenuantes jornadas de veinticuatro horas de trabajo con otras veinticuatro de descanso o de doce horas por día, aunque muchas veces, según las necesidades del “servicio”, deben quedarse a doblar turno, pasando hambre, deshidratación, frío o calor.

También enfrentan el sueño y cansancio que, a mediano y largo plazo, podrían traer consecuencias en su salud física, mental y emocional, todo esto por un sueldo que muchas veces no excede más de una o dos veces el salario mínimo vigente.

En palabras del doctor David Pérez Esparza, experto en materia de seguridad y ex titular del Centro Nacional de Información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional del Seguridad Pública, ser policía en México es la ultima oportunidad para muchas personas de obtener un trabajo decente. Por ello es importante identificar que los salarios, el equipamiento y la información son fundamentales para mejorar y dignificar la labor policial.

Para comprender más a detalle esta problemática, es importante saber que el contexto de cada elemento, corporación o empresa es diferente, incluso en la misma entidad, tal es el caso de la Ciudad de México en donde la Policía Bancaria e Industrial y la Policía Auxiliar, que incluso cuando tienen las mismas facultades jurídicas que la Policía Preventiva o realizan el servicio de patrullaje en vía pública, no cuentan con las mismas prestaciones, equipo y capacitación que sus homólogos preventivos.

Si vamos a ejemplos más extremos, está el caso de los Cuerpos de Seguridad Auxiliar del Estado de México (CUSAEM), que, en comparación con la Policía Estatal de la misma entidad, ganan en promedio la mitad del salario de estos últimos.

Para el joven policía segundo (y Licenciado en Derecho) Ismael Torres Valdez, elemento activo de la policía de proximidad de la Ciudad de México, el respeto hacia los elementos se ha perdido a través del tiempo, sin importar que el policía muchas veces es el primer contacto que tiene la ciudadanía con la autoridad, en sus palabras: “Sencillamente vivimos en un México donde a todos y nadie le importan los policías”.

Por otra parte, y según datos de la Secretaría de Economía, el salario promedio de un guardia de seguridad privada es de $5,960.00 (cinco mil novecientos sesenta pesos mexicanos). Si a esto le sumamos la poca preparación y adiestramiento que reciben de sus empresas, así como la falta de prestaciones, trabajar en el medio de la seguridad privada en México es un trabajo que, en comparación con el riesgo y responsabilidades que implica, puede ser considerado como poco valorado.

A pesar de todo esto, en México existen muchísimos elementos de seguridad publica y privada comprometidos con su labor y que diariamenete recorren largas distancias desde su domicilio hasta su trabajo para mantener la seguridad y el orden de la sociedad y/o de quienes están bajo su cuidado y protección, aun y cuando ello implique poner en riesgo su propia vida.

Las opiniones vertidas en este texto son responsabilidad única y exclusiva del autor o de la autora.


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