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¿El ganador? El abstencionismo


Maikel Ansted Hoffmann

En los comicios electorales del 04 de junio de 2023 para elegir a la gobernadora del Estado de México, como pudimos ser testigos después de ver los resultados del Conteo Rápido, el ganador de la jornada fue el abstencionismo.

En el Conteo Rápido del Instituto Nacional Electoral hasta las 20:05 horas, mostraba una participación ciudadana entre el 48.7% y el 50.2%. Es increíble ver el abstencionismo casi del 50% en las elecciones para elegir a la gobernadora del Estado de México. Esto es un fenómeno preocupante que requiere una reflexión profunda. El porcentaje tan alto de abstención electoral plantea desafíos significativos para el sistema democrático y plantea interrogantes sobre la participación ciudadana y el compromiso cívico en nuestra sociedad.

Una de las principales razones que pueden explicar este elevado abstencionismo es la apatía política y la falta de confianza en el sistema. Los ciudadanos pueden sentir que sus votos no harán una diferencia real en el resultado de las elecciones, acción que es totalmente falsa, o que los políticos no representan adecuadamente sus intereses y necesidades y que es en parte cierto. Esta percepción de falta de representatividad y distancia entre los gobernantes y la ciudadanía puede llevar a la apatía y a la decisión de no ejercer el derecho y obligación Constitucional al voto.

Las consecuencias de un abstencionismo de casi el 50% son preocupantes. En primer lugar, puede afectar la legitimidad de los resultados electorales. Si una gran parte de la población decide no votar, los resultados pueden no reflejar adecuadamente la voluntad del pueblo y pueden socavar la representatividad de los gobernantes elegidos. Esto puede generar descontento y desconfianza hacia el gobierno, lo que puede tener repercusiones negativas en la gobernabilidad y la estabilidad política.

Además, el alto abstencionismo puede dar lugar a una falta de diversidad y pluralismo en la toma de decisiones políticas, con esto me cuesta trabajo comprender este punto porque lo que estamos viviendo es denominado partido hegemónico.

Si una parte significativa de la población decide no participar, se corre el riesgo de que las voces y las preocupaciones de diferentes grupos no sean debidamente representadas. Esto puede conducir a políticas públicas que no reflejen las necesidades y los intereses de todos los ciudadanos, debilitando así la calidad de la democracia y la inclusión social.

Está claro que, para los comicios del 2024, necesitamos fortalecer la confianza ciudadana, promover una educación cívica integral y garantizar la transparencia en los procesos electorales. Solo a través de un esfuerzo conjunto de la sociedad y las autoridades podremos fomentar una participación ciudadana activa y fortalecer nuestra democracia.

Las opiniones vertidas en este texto son responsabilidad única y exclusiva del autor o de la autora.

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