Ya es más frecuente encontrar a ciudadanos que buscan influir en la toma de decisiones y dar seguimiento a la rendición de cuentas. En respuesta a ello, diversos gobiernos democráticos, incluyendo a México, se han unido a la Alianza para el Gobierno Abierto.
El objetivo es incentivar la transparencia, rendición de cuentas, participación ciudadana e innovación, que son las características de un gobierno abierto. Sin embargo, cabe la pregunta ¿qué tan abierto es el gobierno mexicano?
Antes de contestar, explicaré qué es el gobierno abierto. Es un nuevo modelo de relación entre gobernantes, administraciones públicas y sociedad basada en la transparencia, colaboración y participación de las y los ciudadanos, tanto en el diseño, la implementación de políticas públicas y mejora de los servicios.
Un gobierno abierto se caracteriza por rendir cuentas de los acuerdos tomados y de los compromisos con la ciudadanía.
Por más de una década México ha buscado la implementación de este estilo de gobierno. Hasta el momento, ha sido a través de diversos discursos que hablan de la transparencia y rendición de cuentas como parte fundamental de la deliberación política. Sin embargo, es importante resaltar que esta apertura gubernamental no se da de la noche a la mañana; por ello, se requiere de trabajarlo y construirlo día a día siempre de la mano con la sociedad civil.
En un gobierno abierto efectivo se deben tener presentes los principios de apertura, inclusión y participación ciudadana, a fin de mejorar la capacidad de respuesta de los gobiernos ante los desafíos más complejos.
Tenemos problemas cada vez más complejos: crisis sanitarias, dificultades económicas, desastres naturales, inseguridad, entre otros. Requieren, por supuesto, de soluciones complejas que no solamente involucran a una autoridad o a una figura gubernamental. Se necesita de la acción de actores públicos y privados, de una efectiva coordinación dentro del gobierno, así como la colaboración de entes autónomos, de ahí la importancia de la participación ciudadana para lograr una solución efectiva a los desafíos que tenemos.
Ser un gobierno abierto se ha convertido en una aspiración para México, por medio de reformas que le permitan convertirse en un gobierno transparente y capaz de rendir cuentas a la ciudadanía.
Es importante mencionar que el Índice de Gobierno Abierto en México del año 2021 disminuyó en 7.6 por ciento respecto del 2019. Significa que la transparencia y la participación siguen sin mejorar porque los ciudadanos no cuentan todavía con mecanismos eficientes para incidir en la toma de decisiones del gobierno.
¿Qué necesitamos para mejorar este índice? El primer paso es conocer cuál es la política pública del gobierno actual; conocer qué harán y qué están haciendo nuestros gobernantes. De esta forma se podrá disminuir la polarización y la desconfianza existentes en nuestro país. El siguiente paso es la inclusión y la participación ciudadana para intervenir e integrarse en la formulación, ejecución, evaluación y seguimiento de las políticas, programas y acciones que lleven a cabo los gobiernos de los tres ámbitos.
No puede haber gobierno abierto sin sociedad civil, pero también es fundamental la participación del órgano garante y de las oficinas de transparencia de cada ente público que esté involucrado para llegar a esta forma de gobierno.
Es evidente que México carece de mecanismos eficientes para ser considerado gobierno abierto; no hay efectiva rendición de cuentas, la participación ciudadana es limitada y estamos muy alejados de poder decir que hay transparencia; por lo tanto la narrativa del gobierno actual es contradictoria con los hechos y es algo que no solamente debe alertarnos como sociedad; también debe alentarnos a buscar que se garantice que el gobierno y la sociedad civil trabajen en conjunto y dejar de lado que esto sólo quede en la narrativa como algo atractivo y aspiracional, pero, en la práctica, inalcanzable.