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Censura, muerte y olvido: periodismo mexicano en crisis


Jesús Toscano Medrano

Periodistas asesinados al 16 de agosto de 2022: José Luis Gamboa Arenas, Margarito Esquivel Martínez. Lourdes Maldonado, Roberto Toledo, Heber López, Jorge Camero Zazueta, Juan Carlos Muñiz, Armando Linares López, Luis Enrique Ramírez Ramos, Yessenia Mollinedo, Sheila Johana García Olivera, Antonio de la Cruz, Ernesto Méndez, Juan Arjón López.

A lo largo de los años, la profesión del periodismo parecía una alternativa profesional y de vida encaminada a dar voz a los que no la tienen, difundir la verdad hasta los lugares que esta debe llegar, hacer frente a la censura gubernamental, institucional, empresarial, o bien, como uno de los tantos caminos para aportar a la sociedad.

De manera lamentable, la única alternativa y/o moneda de cambio que están recibiendo los periodistas por su labor integral, comprometida socialmente y aferrada a los más altos principios ético propios de su profesión, está siendo la censura, el acoso o la violencia como el precio más bajo que puede costarles, en otras palabras, la muerte o desaparición propia o de sus familiares es el costo más alto que se está pagando actualmente en México por ser periodista.

Fue el nombre de Juan Arjón López el que la mañana del 16 de agosto de 2022 apareció en los encabezados de los diarios de nuestro país. Es el decimocuarto periodista que lastimosamente pierde la vida en lo que va de 2022 a causa de la violencia, la tortura y el sufrimiento.

Reporteros Sin Fronteras, organización no gubernamental internacional con sede en París, encargada de defender la libertad de prensa en el mundo referente a las y los periodistas perseguidos por el ejercicio de su profesión, en 2021 identificó a México como “el país más mortífero del mundo para la prensa.

Es advertencias, incluso gritos de ayuda solicitados por periodistas como Lourdes Maldonado en una de ‘las mañaneras’, no han sido suficientes para que el titular del Ejecutivo Federal, Andrés Manuel López Obrador, atienda integralmente esta crisis que, así como a Lourdes, le terminó costando la vida.

Por lo anterior, quien escribe no solo lamenta los hechos que están azotando a nuestros periodistas, sino también exhorta a las y los funcionarios del gobierno federal, a los órganos de procuración de justicia, a las instituciones de seguridad ciudadana, a la Comisión Nacional de Derechos Humanos y, por supuesto, al presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Andrés Manuel López Obrador, a tomar urgente acción ante la ola de violencia que le está costando la vida al periodismo mexicano y que, en la realidad, esta crisis es una de las consecuencias de la inseguridad, la crisis de nuestras instituciones, y la falta de voluntad política para implementar planes, medidas y políticas públicas que atiendan este violento panorama.

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