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Del garaje al éxito: la rebelión de creadores


Julio Josue Castellanos Botello

Cierra los ojos por un momento. Piensa en la última vez que tuviste una idea que te emocionó, una de esas que hace que el corazón se acelere, que llena la cabeza de posibilidades. ¿Qué hiciste con ella? ¿La anotaste en algún cuaderno? ¿Se la contaste a alguien? ¿O la dejaste ir porque sonaba demasiado grande, demasiado complicada, demasiado lejana?

Vivimos rodeados de ideas que nunca nacieron. Inventos que nunca se construyeron, proyectos que nunca se intentaron, sueños que murieron antes de dar su primer respiro. ¿Cuántas veces hemos dejado que la duda nos gane la partida?

La mayoría de nosotros hemos sentido ese miedo. No es miedo al fracaso, sino miedo a intentarlo y descubrir que el camino es más difícil de lo que imaginamos. Miedo a no ser lo suficientemente buenos. A no tener lo que se necesita. A darnos cuenta de que el mundo no nos estaba esperando con los brazos abiertos.

Pero la verdad es ésta: el mundo nunca ha esperado a nadie. No esperó a los primeros programadores que escribieron líneas de código en un garaje. No esperó a los artistas que rompieron las reglas de su época. No esperó a los diseñadores, a los ingenieros, a los emprendedores que cambiaron todo.

Si esperas la validación del mundo antes de empezar, nunca empezarás.

Hay una mentira que nos han contado desde siempre: que hay un momento ideal para cada cosa. Que cuando tengas más dinero, más conocimientos, más tiempo, entonces podrás empezar. Pero la realidad es que el momento perfecto no existe. 

Si miras a tu alrededor, verás a personas que están esperando. Esperando a que pase algo que les dé permiso para hacer lo que realmente quieren. Pero los que crean, los que construyen, los que cambian las cosas, no esperan.

Los que logran algo no son los que tenían todo resuelto desde el inicio, sino los que aprendieron en el camino. Los que se equivocaron mil veces. Los que fueron criticados y siguieron adelante.

No es el mundo el que te detiene. Es tu mente. Es esa voz que te dice: "No estás listo", "No tienes lo necesario", "Tal vez después".

Pero ¿qué pasaría si en lugar de escucharla, la desafiaras?

  ¿Qué pasaría si, en lugar de preguntarte "¿y si fracaso?", te preguntaras "¿y si funciona?"? 

¿Qué pasaría si dejaras de buscar aprobación y simplemente hicieras lo que quieres hacer?

Porque la diferencia entre los que crean y los que solo sueñan está en una sola cosa: los que crean se atreven.

El futuro es de los que se atreven

El mundo está hecho por personas que no sabían si podían hacerlo, pero lo intentaron de todos modos. 

No necesitas que nadie te diga que estás listo. No necesitas permiso para empezar. No necesitas un plan perfecto. Solo necesitas dar el primer paso.

Porque en el fondo, lo único que separa una idea de una realidad es la decisión de hacer algo con ella.

Es fácil caer en la trampa de esperar el momento perfecto, de creer que el éxito depende de tener todos los factores bajo control, de tener el conocimiento, el dinero o la validación de los demás. Pero lo que realmente separa una idea de una realidad es el coraje de dar el primer paso. Esos momentos de duda, de miedo, son solo señales de que estamos a punto de cruzar el umbral hacia algo nuevo.

La mayoría de las veces, el mayor obstáculo no está en el mundo exterior, sino en nuestra propia mente. Nos frenamos antes de empezar porque creemos que no

estamos listos. Pero lo cierto es que nunca estaremos “completamente listos”, porque el verdadero aprendizaje está en el proceso, no en la planificación perfecta. Los que crean, los que transforman su visión en realidad, no esperan a que todo se una; conocen, aprenden y se ajustan de alguna manera a medida que avanzan o consiguen o simplemente progresan o se estancan.

Así que, ¿qué pasaría si decidieras actuar hoy? ¿Qué pasaría si en lugar de seguir esperando, comenzaras a construir lo que tanto imaginas? Porque, al final, no es el futuro lo que te define, sino lo que decidas hacer con él ahora. Da ese primer paso. Atrévete. El resto, vendrá en su momento.

Es tu decisión, considera ser un creador no solo de lo que te apasiona o de tu profesión o carrera profesional, si no de ti mismo, de crear y formar tu propio destino.

Considérate único en lo que hagas y veras que el esfuerzo y dedicación que tienes por lo que haces tarde o temprano tendrá su recompensa solo atrévete a ser tú mismo...


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