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Desafíos para una educación intercultural en México


Gustavo Olivares Fonseca / Ciencia política Universidad de las Américas Puebla

La pluralidad cultural en México existe desde antes que se conformara como Estado, se trata pues, de una característica inherente al país. Específicamente, las comunidades indígenas representan la diversidad cultural existente porque, a diferencia de otros grupos sociales, no han logrado insertarse en la vida mestiza predominante.

Lo anterior se debe a factores como la discriminación estructural dirigida a los pueblos originarios, la poca existencia de acciones de gobierno en asuntos indígenas o al desinterés de las comunidades mestizas por comprender las diferencias culturales respecto de las comunidades indígenas.

Esto implica que sean muchos los aspectos que vuelven diferente el nivel de vida al que puede acceder una persona indígena en comparación de una mestiza en México. No obstante, la educación representa no solamente uno de estos aspectos sino también un posible medio de solución.

Dentro de la academia son varias las corrientes de pensamiento que han surgido con el propósito de explicar y proponer nuevas formas de socialización entre indígenas y mestizos. La más vigente, según autores de renombre como Silvia Schmelkes, sería el interculturalismo, que parte de la necesidad de que todas las comunidades involucradas reconozcan y valoren a las demás por igual, sin adoptar una postura paternalista.
Es aquí donde se inserta el principal desafío que tiene México en materia educativa intercultural porque la tradición del Estado mexicano tiende a querer homogenizar a la población. Esto se hace evidente cuando se observa que las principales acciones de gobierno durante el siglo XX tenían como propósito que las personas indígenas hablaran el español; también se buscaba con énfasis el movimiento de estos grupos hacia las grandes ciudades o la asistencia a la universidad.

El problema principal con las medidas mencionadas es que tienen como fin ideológico que las personas indígenas sean como las mestizas, dando por hecho que el estilo de vida occidental urbano es el ideal. Para conseguir un sistema educativo plenamente intercultural se debería reconocer institucionalmente que las diferencias culturales no tienen carga negativa.

Esto implica que, por ejemplo, no debería considerarse un problema que las personas indígenas no hablen español, puesto que, bajo la misma lógica normativa, ¿por qué las personas mestizas no están presionadas por aprender lenguas indígenas? La aceptación, tolerancia, reconocimiento y respeto son los valores o actitudes fundamentales que deben regir los programas educativos y acciones de política pública.

En la actualidad, se han observado algunos cambios notorios en los discursos presidenciales e institucionales. Precisamente, el actual presidente Andrés Manuel López Obrador ha insertado en sus discursos el concepto de “grupos históricamente marginados”, mismo que por su extensión conceptual podría perder importancia en los cambios institucionales que quiere implementar en México.

Algo más acorde al interculturalismo sería especificar individualmente a estos grupos marginados en vez de usar un concepto que los englobe. Independientemente del grupo político que llegue a la presidencia en 2024, uno de los retos educativos vigentes será conseguir un entendimiento más humano de la diversidad cultural en México. Desafortunadamente, las comunidades indígenas nunca han representado una fuente de votos para la clase política, lo que disminuye considerablemente su poder de agenda.

Las opiniones vertidas en este texto son responsabilidad única y exclusiva del autor o autora.


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