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Dos Bocas, refinar en (el) Paraíso


Héctor Arturo Ávila Ramírez

Antecedentes

La insuficiente producción de petrolíferos para atender la demanda nacional comenzó a presentarse desde la década de los años 90 del siglo pasado. En 1995, México padeció una crisis económica que llevó al gobierno de ese momento a un periodo de insolvencia financiera y de reducción de la inversión pública para la construcción de infraestructura productiva en los diferentes rubros de la economía nacional.

Lo anterior incluyó al sector petrolero, repercutiendo negativamente en los niveles de producción de petrolíferos; por lo que, al cierre de la administración de Ernesto Zedillo, la producción de gasolinas se redujo en 8.2%, al pasar de 446.4 miles de barriles diarios (Mbd) en 1995 a 409.9 Mbd en el 2000; mientras que la importación de gasolinas aumentó en un 30.5% en el mismo periodo.

En el periodo 2000 - 2017, el déficit nacional entre producción y consumo de petrolíferos se profundizó: el consumo creció a un ritmo de 1.3% anual y la producción cayó a una tasa de 2.8%. Como resultado, la balanza comercial petrolera de México se volvió negativa.

Las exportaciones de petróleo crudo ya no alcanzaron para cubrir las importaciones de productos derivados. En 2018, Pemex gastó 32,593 millones de dólares en importar refinados. Se alcanzó así un monto de 3,288 millones de dólares como saldo negativo de la balanza comercial petrolera.

De hecho, desde el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2007-2012, el gobierno de Felipe Calderón había reconocido que la capacidad de procesamiento de crudo se había mantenido constante en los últimos años, mientras que la demanda de combustibles iba en aumento. En consecuencia, las importaciones de gasolinas habían crecido significativamente, al punto que, para ese entonces, cuatro de cada diez litros consumidos eran suministrados por el exterior, por lo que se planteó, como prioridad, modernizar y ampliar la capacidad de refinación.

No obstante, los resultados de la modernización y la ampliación de la capacidad de refinación no fueron positivos durante esa administración. La producción de gasolinas y diésel disminuyó 11.5% y 11.1%, respectivamente, mientras que las importaciones de gasolinas aumentaron 20.1% y las del diésel se incrementaron 180.1% para atender la demanda interna.

La evolución descrita de la producción, consumo y aprovisionamiento de combustibles automotrices llevaron a que, desde la plataforma política y la campaña electoral de 2018, el entonces candidato Andrés Manuel López Obrador planteara su voluntad de rehabilitar el sistema nacional de refinación y ampliarlo con una nueva refinería.

Una vez instalado en el gobierno, en el PND 2019-2024, se estableció que la caída en la producción de petrolíferos y la dependencia de las importaciones se debió al bajo nivel de inversión pública en el sector, los rezagos en los mantenimientos de las refinerías y los paros no programados por incidentes operativos, por lo que se formalizaron las propuestas de campaña de rehabilitar las refinerías existentes y construir una Refinería en la localidad de Dos Bocas, municipio de Paraíso, Tabasco, a fin de satisfacer la demanda nacional de petrolíferos y reducir su importación.

Por otra parte, en el Plan de Negocios de Petróleos Mexicanos y sus Empresas Productivas Subsidiarias 2019-2023, se señaló que en el periodo 2012-2018 se registró una disminución en el proceso de crudo, lo que condujo a la reducción de la producción de petrolíferos.

Así, a finales de 2018, el proceso de crudo promedió 612,000 barriles diarios, mientras que la producción de petrolíferos se ubicó en 629,000 barriles diarios en promedio anual, que fueron los niveles más bajos en la historia reciente de Pemex. En consecuencia, en ese año, el producto importado representó 74% y 70% de los volúmenes comercializados a nivel nacional de gasolinas y diésel, respectivamente.

En diciembre de 2018, el Consejo de Administración de Pemex autorizó el desarrollo de la Refinería de Dos Bocas. Asimismo, en el Presupuesto de Egresos de la Federación de 2019 se asignaron los primeros 50,000 millones de pesos para la ejecución del proyecto, que incluían los recursos necesarios para realizar los estudios de preinversión de la refinería.

Cabe señalar que, en mayo de 2019, Pemex Transformación Industrial (PTRI) transfirió a su empresa filial PTI Infraestructura de Desarrollo, S.A. de C.V. (PTI-ID), los recursos de preinversión e inversión de la Refinería de Dos Bocas. Esta filial quedó como la responsable de ejecutar el proyecto y tomar decisiones técnicas para su desarrollo, lo que incluye la contratación y realización de los estudios necesarios hacia la aprobación del proyecto.

Desarrollo del proyecto

La planeación del proyecto de la Refinería de Dos Bocas se basó en la metodología Front End Loading (FEL), utilizada en el proceso de toma de decisiones para invertir grandes sumas de capital en la industria de petróleo y gas, con objeto de mitigar los riesgos asociados a un proyecto y mejorar la tasa interna de retorno.

La metodología FEL se basa en un modelo de tres “compuertas” de acreditación: Visualización (FEL I), Conceptualización (FEL II) y Definición (FEL III). Sin embargo, PTRI inició los trabajos de construcción de la refinería en la etapa FEL I, aun cuando es hasta después de la etapa FEL III donde es posible comenzar con la ejecución de trabajos de adecuación de sitio.

Dada la complejidad de este tipo de proyectos, no es conveniente empezar con las obras durante la etapa FEL I, ya que es en esta etapa temprana cuando se identifican la pertinencia del negocio y la generación de las opciones técnica y económicamente factibles para su realización.

Dicho de otra manera, empezaron las obras de la refinería cuando aún no se contaba con la suficiente información técnica del proyecto y se requería de mayor maduración en el análisis de su viabilidad. Esta situación incrementa el riesgo de que se materialicen factores originalmente no previstos que afecten el desarrollo de la refinería.

En cuanto a las proyecciones que sustentan al proyecto, PTRI planteó un escenario según el cual la producción de petróleo crudo aumentaría 66.3%: de 1.955 millones de barriles diarios (Mbd) en 2018 a 3.252 MBD en 2032, de los cuales 698,000 barriles diarios (35.7%) serían distribuidos al Sistema Nacional de Refinación (SNR) en 2018 y 1.546 Mbd (47.5%) en 2032.

Asimismo, se estimó que de la cantidad total de petróleo crudo que se enviaría al SNR, la Refinería de Dos Bocas recibiría 240,000 barriles diarios en 2023, hasta llegar a 267,000 barriles diarios, a partir de 2025. Esto significaría un nivel de utilización de la capacidad de procesamiento de crudo del 78.5%, con lo que se producirían 204,100 barriles diarios de gasolinas, diésel, turbosina y combustóleo, equivalentes al 16.2% de la producción nacional de petrolíferos.

Sin embargo, este escenario no es congruente con la disminución registrada en la producción de petróleo crudo en los años posteriores a la aprobación del proyecto de la refinería. Conforme a las Estadísticas Petroleras que publica mensualmente, Petróleos Mexicanos cerró el pasado mes de mayo con una producción promedio de 1.670 millones de barriles diarios de crudo, en tanto que sus socios obtuvieron 20,000 barriles diarios.

En cuanto a la viabilidad económica del proyecto, los beneficios esperados fueron calculados con base en los ingresos que se obtendrían por los productos generados (gasolina, diésel, coque, etc.), una vez que iniciara operaciones la refinería. Sin embargo, no se identificaron ni cuantificaron los beneficios indirectos derivados de los efectos del proyecto en la actividad económica, tales como la creación de empleos y el incremento de la inversión en la región.

Por otra parte, de los costos estimados, 84.1% correspondería a la adquisición de insumos para la producción de petrolíferos, 10.7% serían por servicios auxiliares, gastos fijos, componentes, mantenimiento y operación, y 5.2% a la inversión para la ejecución de los seis paquetes de obra y los trabajos de preparación y adecuación del sitio. No se cuantificó el gasto de la supervisión de las obras, ni los costos indirectos provocados por la operación del proyecto, ni las externalidades por el impacto ambiental y social que se generaría durante la construcción y la operación de la refinería.

En cuanto al análisis probabilístico, PTRI definió escenarios en los que la tasa interna de retorno (TIR) podría disminuir, pero no estableció escenarios que le permitieran identificar la forma en la que las variables relevantes del proyecto (inversión, costos de operación e ingresos esperados) podrían afectar a cada uno de los indicadores definidos (VPN y TIR) y, con ello, determinar los casos en los cuales se comprometería la rentabilidad de la refinería.

En relación con la viabilidad técnica del proyecto de inversión, se estableció que se requerían instalaciones de almacenamiento suficientes. Se esperaba contar con 17 plantas de proceso; la infraestructura debía operar con indicadores similares a los de las refinerías de la Costa Norteamericana del Golfo de México; los insumos principales serían el crudo Maya (pesado), el gas natural y el butano; se podían utilizar como base los paquetes de ingeniería básica utilizados en el abandonado proyecto de la Refinería Bicentenario en Tula, Hidalgo, previa revisión, adecuación y ajuste.

PTRI eligió como sitio de construcción la localidad de Dos Bocas e inició las obras para desarrollar la refinería cuando los estudios técnicos estaban avanzados, pero no habían sido concluidos. Cabe señalar que el predio elegido tiene riesgos altos de inundación marina y fluvial, así como un riesgo muy alto por una eventual inundación causada por marea de tormenta.

Más aún, se iniciaron los trabajos de construcción de la refinería, a pesar de que los análisis de los impactos ambientales eran preliminares, no se contaba con estudios de la SEMARNAT, ni se tenía aprobada la Manifestación de Impacto Ambiental por parte de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente.

En materia de supervisión, dado que el proyecto se dividió en cinco paquetes de obra, los contratistas debían elaborar una serie de documentos, sin embargo, una auditoría realizada por la ASF señala que PTRI no acreditó contar con los programas de ejecución sobre los paquetes 4 y 5; la bitácora del desarrollo del paquete 5; el reporte de los recursos ejercidos en el paquete 5; y el oficio de designación del residente de obra del paquete 5. La ausencia de estos documentos impide calcular de forma precisa el avance porcentual de las obras y trabajos del proyecto ni, evidentemente, constatar que se llevan a cabo conforme a lo programado.

En cuanto al monto total requerido para desarrollar el proyecto, éste se estimó originalmente en 166,760.8 millones de pesos (alrededor de 8,000 millones de dólares al tipo de cambio de ese momento) para los estudios de preinversión, así como para la ingeniería, procura y construcción de la refinería. Al respecto, en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2019 se autorizaron los primeros 50,000 millones de pesos requeridos; pero en el PEF 2020 y 2021 no se registraron como tales los recursos relacionados con la refinería, sino que se catalogaron como parte del presupuesto asignado a la Secretaría de Energía, la que los transfirió a PTRI para continuar con la construcción de la obra.

En virtud de todo el proceso descrito anteriormente, queda claro que la planeación estratégica del proyecto de la Refinería de Dos Bocas, así como la cuantificación de la magnitud, severidad, frecuencia y duración de todos los posibles impactos que podría provocar su construcción y operación en el medio ambiente distan mucho de ser confiables.

Asimismo, resulta complicado definir metas anuales físicas en los programas de ejecución de los contratos, al no contarse con parámetros adecuados a fin de identificar los retrasos en las obras y sobrecostos de inversión, o para mejorar la presupuestación, asignación y seguimiento de los recursos requeridos para financiar el proyecto.

De tal forma que no resulta sorprendente que, de acuerdo con información obtenida por Bloomberg, la nueva estimación del costo de la refinería se eleve al menos a 14,106 millones de dólares: 76.3% por encima de lo presupuestado originalmente.

Además, las instalaciones que se inauguraron el pasado 1 de julio implican que la Refinería de Dos Bocas o Refinería Olmeca, como ha sido nombrada oficialmente, difícilmente producirá su primer litro de gasolina o diésel antes del año 2024.

Falta por instalar una gran cantidad de tubería para interconectar las plantas de proceso, servicios auxiliares y almacenamiento. Falta la instalación del aislamiento en las partes que lo requieran, así como la colocación de los equipos mecánicos, eléctricos y de instrumentación. Una vez instalado y armado todo el equipo mecánico, deberán hacerse las pruebas de integridad mecánica y hermeticidad de bridas y terminarse el cableado y la instalación de circuitos de control.

En suma, aún faltan varios meses de trabajo antes de que se pueda siquiera iniciar con todas las pruebas necesarias para disminuir al mínimo el riesgo en la operación de esta refinería. De ahí que, como ya señalamos, todo pareciera indicar que la producción de petrolíferos no será posible antes de los primeros meses del año 2024 y que el costo final de la refinería estará entre los 16,000 y los 18,000 millones de dólares.

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