El bienestar social se puede definir como la situación en la que se cumplen las necesidades básicas y hay oportunidades de progreso. Éste se caracteriza por el acceso a servicios básicos y la provisión de educación entre los factores más importantes.
Existen diversos factores por los que algunos países tienen mayor bienestar social, al que, para circunstancias prácticas, mediremos a través del Índice de Desarrollo Humano (IDH). Sin embargo, a lo largo del tiempo hemos observado que los países más beneficiados cuentan con un sistema de gobierno que incentiva el alto nivel de educación, la atracción y retención de talento y la inversión privada (infraestructura en distintos sectores de producción).
I. Educación
Los sistemas de gobierno tienen la facultad de incentivar un alto nivel de educación social. La educación es área importante para el crecimiento, desarrollo y bienestar social de un país. Tal es el ejemplo de Corea del Sur, que ha sufrido grandes cambios estructurales, económicos, políticos y sociales a lo largo de su historia. Antes de mediados del siglo XX era catalogado como país subdesarrollado. Gracias a la intervención del gobierno e inversión en el sector educativo, pudieron desarrollarse rápidamente y ser más productivos.
Corea del Sur, después del año 1960, pasó de gastar el 3.8% a 7.7% del Producto Interno Bruto (PIB) en educación, mientras que el promedio del gasto total por países de la OCDE en el año de 1995 fue de solamente el 5.9% del PIB (Suh & Chen, 2008). De acuerdo a John Cuellar, estos programas lograron reducir el analfabetismo en personas adultas a un 4.1% de la población, cuando en 1945 este porcentaje ascendía al 78% (Cuellar, 2012). Esto se vio reflejado años después en el IDH, alcanzando el lugar 22.
II. Atracción & Retención de Talento
La atracción y retención de talento a través de grandes universidades, de igual forma, es un factor generado por los incentivos de los gobiernos. A través de este factor, las personas preparadas y talentosas promueven la innovación, el desarrollo tecnológico, la productividad, el emprendedurismo, los valores, y la inclusión social. Un ejemplo muy interesante es el de Israel, que cuenta con una extensión territorial de 20,700 km2, poco menos de una tercera parte de la extensión territorial del estado de Nuevo León en la República mexicana.
Tiene recursos naturales escasos (dos tercios de su extensión son desérticos). Está poblado y rodeado de adversidades, conflictos milenarios y muchos enemigos que, de acuerdo a José Antonio Fernández, presidente de FEMSA y del consejo directivo del ITESM, en su libro Un México Posible, cuenta con cuatro universidades en el top 300 a nivel mundial (Weizmann, Technion, Hebrea de Jerusalén y Tel Aviv), mientras que México solamente tiene dos. Israel posee una política agresiva de formación, atracción y retención de talento.
Cuenta con facilidades migratorias para atraer y retener talento a nivel mundial y tiene uno de los sistemas de educación superior más avanzados del planeta. Esto ocasionó que sea líder mundial en capital de riesgo por habitante y segundo en investigación y desarrollo como proporción del tamaño de su economía. Es importante mencionar que Israel ha obtenido más del 22% de los premios Nobel de la historia. Hoy en día se encuentra en el ranking 19 del IDH. Por estos datos, podemos decir que la atracción y retención de talento a través de las universidades genera gran crecimiento y desarrollo económico.
III. Inversión Privada
La inversión privada en un país, aunque parezca extraño, también genera bienestar social, además de crecimiento y desarrollo económico, a través de la creación de empleos, innovación y desarrollo tecnológico. Uno de los factores importantes para la creación y atracción de inversión privada en un país son las buenas políticas públicas y el Estado de Derecho. Hacer referencia a un país como Estados Unidos de América (USA) es de suma importancia.
De acuerdo con datos estadísticos de Santander Trade Market (2019), ese país fue el segundo con mayor inversión privada en el mundo, con un monto aproximado a los 125 mil millones de dólares. Los principales países inversores en los Estados Unidos fueron Reino Unido, Canadá, Japón, Alemania, Irlanda y Francia. Los principales sectores de inversión en ese país son manufactura, salud, actividades financieras y de seguros, el comercio y el mantenimiento.
Estas cifras favorables se deben a las reformas fiscales promovidas por el expresidente de los estados Unidos de América, Donald Trump, en el año 2017. De acuerdo con datos estadísticos de PwC México (2018), algunas de las reformas que destacaron fueron la reducción de la “Tasa General Corporativa”, equivalente al Impuesto Sobre la Renta (ISR) en México, del 35% al 20%; la eliminación del “Impuesto Alterno Mínimo”; la reducción del 30% del “Gasto de Interés Empresarial”, y el aumento del 20% del crédito en investigación y desarrollo. Estas reformas fiscales se plantearon reducir impuestos y recaudaciones totales, con un monto aproximado a 1.5 trillones de dólares. Esto fue muy atractivo a inversionistas privados.
Por lo antes mencionado se puede observar que los países con un sistema de gobierno que incentiva el alto nivel de educación, la atracción y retención de talento y la inversión privada podrán generar mayor crecimiento, desarrollo económico y, consecuentemente, bienestar social.
Cabe mencionar que existen muchos esfuerzos más por parte de los sectores público y privado que aportan a estas metas y a la reducción de desigualdades. Sin embargo, esta premisa es de suma importancia, ya que nos permitirá analizar objetivamente la situación de países subdesarrollados como México, que tiene la décimo quinta economía más grande del mundo; sin embargo, se encuentra en el lugar 74 del Índice de Desarrollo Humano.
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