En noviembre del 2022 se registró que la población y la tasa de natalidad ha aumentado a ocho mil millones de habitantes. Esto genera más demanda de recursos naturales para sobrevivir y el ambiente está llegando a su límite. ¿Cuáles son nuestras posibilidades y qué representan?
Para abastecer a su creciente población demandante los países han utilizado el petróleo convencional por más de 60 años. Sin embargo, uno de los problemas más contundentes, hasta el momento, es que usar estas energías no renovables se está convirtiendo en obstáculo.
El petróleo convencional, que se caracteriza por ser barato, fácil de extraer y que se utiliza para generar diésel, está llegando a su fin o mejor conocido como peak oil. Esto provoca que los ritmos de extracción llegaran a su límite.
En 2006 el petróleo convencional alcanzó su máximo, haciendo que la alternativa sea el ejercicio de la fractura hidráulica o fracking. Esta alternativa ha sido costosa, difícil de extraer y hasta el momento no es apta para producir gasolina (diésel). Del mismo modo, atravesar la capa de la Tierra de forma más profunda provoca que la subsidencia del suelo se debilite y se produzcan fugas de metano peligrosas.
La evidencia que indica que el petróleo no convencional no sea capaz de generar diésel nos pone en situación complicada. Esto podría significar el posible detenimiento del flujo de importaciones y exportaciones marítimas, terrestres y áreas en todo el mundo, lo que propondría una catástrofe para suministrar a la población.
El ejercicio del fracking se ha usado como alternativa para abastecer a la población demandante de mayores recursos. Los Estados se han visto en la necesidad de encontrar otros territorios para explotar nuevos recursos, abonando al deterioro ambiental y creación de tensiones internacionales.
Esta decisión trae consigo problemas geopolíticos crecientes, como la carrera por nuevos yacimientos en la zona virgen del Ártico, el Estrecho de Davis. Este es un subsuelo marino atractivo para Estados Unidos, China y Rusia, ya que su posición ofrece una nueva ruta comercial que se caracteriza por acortar las distancias comerciales en oriente y occidente.
La jurisdicción por esta nueva plataforma continental está en disputa porque genera que intereses ambiciosos entren en conflicto. Los países persiguen ampliar su producción energética, lo que significa que el Estado que logre poseer los permisos y derechos tendrá una ventaja comercial estratégica ante sus vecinos.
Por el momento, la importancia estratégica de la zona la hace vulnerable a las amenazas extranjeras, lo que eleva la tensión geopolítica que podría generar una Guerra Fría 4.0 tripolar.
Esta carrera va ligada a un debate académico importante que habla sobre el Decrecimiento vs. Crecimiento Verde. El debate se centra en la disyuntiva de si la humanidad pudiera prosperar sin crecimiento o si se debe perseguir el crecimiento para prosperar.
El decrecimiento favorece la reducción de las desigualdades ligada a la sostenibilidad del ambiente, con el sacrificio de los países del Norte Global para dejar sus comodidades y reducir sus emisiones de carbono.
El crecimiento verde favorece replantear al capitalismo con energías renovables a fin de seguir abonando al PIB mundial que genera prosperidad económica en todo el mundo.
Estas dos alternativas son complicadas ya que necesitan la voluntad y consentimiento de los países. Esto es poco probable debido a que, en el contexto internacional actual, muchos países siguen velando por sus propios intereses, acumulación de capital, y no voltean a ver a la población.
Del mismo modo, se necesitarían crear enmiendas a los Tratados Ambientales, lo que significaría reducir el poder de influencia de los países centrales dentro de las Organizaciones Internacionales para dar forma a nuevos proyectos en naciones periféricas.
Del mismo modo, esto podría detonar el auge de los países del Sur Global cambiando el balance de poder y creando un posible nuevo Orden Mundial.
Se nos presenta una disyuntiva importante: ¿Cómo vamos a seguir creciendo sin llegar a los límites planetarios para generar prosperidad? ¿Cómo justificaremos nuestras actividades a las generaciones del futuro cuando se encuentren un planeta decadente y débil?
¿Encontraremos una alternativa compatible con los límites planetarios, prosperidad de la sociedad, prosperidad económica y política? ¿Cómo seguiremos emprendiendo proyectos de desarrollo tomando en cuenta las necesidades globales de la humanidad?
Son preguntas difíciles de responder, pero necesitan su debida reflexión para llegar a un consenso que, probablemente, esté fuera de los márgenes clásicos de política y economía.
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