En las relaciones internacionales existe una creciente necesidad de establecer redes de cooperación entre todos los países con miras a lograr objetivos en común. De la necesidad de cooperar e interdependencia de las naciones nace, como consecuencia, el multilateralismo en contraposición del unilateralismo internacional.
La máxima expresión del multilateralismo, sin duda alguna, es la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un foro de diálogo internacional para vencer los retos de un mundo moderno, cercano y complejo.
Si bien la ONU es una organización con miras a conseguir los objetivos “mundiales” consagrados en la Carta de la Naciones Unidas, existen organizaciones internacionales que tienen objetivos específicos, como la Organización Mundial del Comercio (OMC), dedicada a la emisión de normas que atañen al comercio entre países.
Por otro lado, el unilateralismo está presente en la sociedad internacional a través de los Estados que no aceptan ninguna restricción a su libertad e independencia , lo que da como resultado que los Estados dependan únicamente de sus recursos para garantizar su seguridad, desarrollo y objetivos trazados con miras en proteger sus intereses nacionales.
El multilateralismo presenta una forma de sumar esfuerzos, agrupar recursos de distintos países, vencer obstáculos en común y velar por el desarrollo de la comunidad internacional, así como fomentar la igualdad entre las naciones a fin de crear un criterio general para la toma de decisiones en los temas de alcance global.
Pero, de igual forma, presenta varios obstáculos a vencer, como lo es el consenso, pues lograr un acuerdo absoluto entre varios Estados puede significar renunciar a interés nacionales a cambio de un objetivo “mayor”, como lo puede ser la cesión de regulación nacional a las organizaciones internacionales, con el fin de no ser excluidos en el ámbito económico y/o geopolítico.
Por otro lado, el unilateralismo presenta una alternativa enfocada a la preservación de los interese nacionales, porque otorga a los países un rango de respuesta rápida ante los distintos fenómenos que los afecten, así como la supremacía del criterio nacional hacia la toma de decisiones, sin la necesidad de una resolución multilateral para actuar. Pero el unilateralismo puede dar como consecuencia un alto costo económico y político, ya que las decisiones tomas de manera unilateral pueden originar un posible rechazo y desaprobación internacional, lo que causa el aislamiento de la nación.
Es evidente que ninguno de los dos sistemas es perfecto, ambos tienen ventajas y desventajas, pero de las dos formas de política exterior se pueden rescatar criterios que ayudarían a mantener un balance entre la cooperación internacional y la soberanía de cada uno de los países.
Por lo anterior, es necesario realizar un replanteamiento del multilateralismo y del unilateralismo, a in de crear un sistema con nuevos mecanismos y alternativas que ayuden a un país a no ser ajeno a las problemáticas globales, pero sin renunciar a sus interese nacionales a cambio de una imposición de intereses internacionales.
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