La estabilidad financiera, tanto a nivel mundial como nacional, genera empleos y mejora la productividad. Un buen acceso al financiamiento incide en el bienestar general de un país, ya que permite a las personas prosperar y gestionar mejor sus necesidades, ampliar oportunidades y mejorar los niveles de vida.
El derecho liberal colabora con la idea de completa igualdad entre hombres y mujeres. Promueve que todos somos iguales ante la ley, sin embargo, los obstáculos que las mujeres enfrentan en el ámbito laboral demuestran lo contrario.
Las mujeres están mayormente representadas en los sectores económicos de baja productividad o en la economía informal (PNUD, 2020). Menos de la mitad de las mujeres mexicanas en edad de trabajar participan en el mercado laboral.
La mujer en la economía mexicana:
• Solo 8% de las grandes compañías del país están lideradas por mujeres.
• La mayoría de la fuerza laboral femenina está ocupada en actividades terciarias (comercio y servicios), que constituyen el 65.2% del PIB nacional.
En 2021, solamente 47% de las mujeres en México tuvieron acceso a instituciones financieras y únicamente 10% lograron caracterizarse como empresarias. Estos datos solo mejoraron en 0.8% en la última década, de acuerdo con los resultados realizados por INEGI (2021).
Trabajar por igualar las oportunidades y el acceso al mundo financiero resultará a favor en los ámbitos ambientales, sociales y económicos de las empresas y, por ende, de las naciones. Las mujeres valoran más los aspectos ASG a la hora de tomar decisiones de inversión (los criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo); se sugiere el importante beneficio que para el desarrollo sustentable supone incluir a las mujeres de manera equitativa en la economía.
De acuerdo con Defoe y Finanzas en Tacones, únicamente 33% utiliza un servicio formal financiero para el ahorro, la mayoría prefiere guardar su dinero en casa (36%) o en una tanda (17%). Financial Alliance for Woman asegura que las mujeres ahorran 16% más que los hombres en gastos para el futuro. También especialistas del AFORE PENSIONISSSTE coinciden en que, a pesar de que las mujeres mexicanas no están dentro de la formalidad financiera, son ahorradoras, previsoras y cuidan muy bien el patrimonio familiar.
Hace dos años, en “Un día sin nosotras” fuimos testigos de la importancia de las mujeres, con pérdidas económicas por más de 30 millones de pesos. México fue ubicado en el sitio 124 de 153 países en términos de brecha de género en participación económica.
La inclusión financiera con perspectiva de género pretende generar alternativas para resolver los problemas, empoderando a las mujeres, es decir, incrementando su capacidad para gestionar y decidir sobre el uso de los recursos financieros y productivos en beneficio de su desarrollo y bienestar (INMUJERES, 2015).
En las acciones de inclusión financiera con perspectiva de género también está el visualizar y erradicar la violencia financiera, la cual implica pérdida del control de los recursos financieros en el ámbito familiar y entorno privado.
Sin embargo, la dinámica de género puede cambiar y lo hace con él tiempo. Hasta hace poco, corregir las desigualdades de género no era prioritario en la mayoría de los países. Sin más, hoy existe un impulso renovado, aun si el avance es lento. Es necesario que los inversionistas, en su mayoría hombres, depositen confianza en emprendimientos por mujeres, generadoras de empleo y de oportunidades.
Las mujeres están acumulando activos financieros 1.5 veces más rápido que los hombres. Para 2025 podrían tener 110 billones de dólares en activos financieros. En la OCDE, la igualdad de género aumentaría el PIB en 6 billones de dólares.
Ejemplo de un avance es “Pro-Mujer”, una organización destacada donde las mujeres acceden a financiamiento.
En conclusión, las mujeres, en concreto la mujer mexicana, es parte fundamental del desarrollo económico del país y, por ende, en la generación de riqueza. La equidad impulsa la productividad de los países, la innovación y la competitividad, aumenta la diversificación económica y la igualdad de ingresos, entre otros resultados positivos.
Ya sea que trabajen en el hogar o fuera de él, ya sea que trabajen en empleo formal o por cuenta propia, la inclusión financiera proporciona a las mujeres las herramientas para acumular activos, generar ingresos, gestionar riesgos financieros y participar plenamente en la economía.
Son amas de casa, madres, cuidadoras, trabajadoras, líderes, inversionistas, financieras. Cualquier rol que la mujer decida desarrollar es por decisión propia.
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