Las entidades locales, ya sea alcaldía o municipio, además de constituir un gobierno local y ejecutivo es donde se genera el desarrollo social de una nación en sus múltiples actividades ya sea en demarcaciones urbanas y rurales.
Sin embargo, hay un tipo de zona más que no ha sido considerada para la planificación de políticas de desarrollo, ni como zona estratégica para el desarrollo humano, que incluso es mejor que ellas y, en cambio, se encuentra con niveles bajos de desarrollo e inexistente como un tipo de zona adicional.
Esta área nace “en el proceso de trascender” de una zona rural a una zona urbana, al contemplarse construcciones urbanas dentro de zonas rurales y que incluso cuentan con extensiones de campo, es decir los dos tipos de zonas en una sola, denominándose como zona híbrida o rurbana.
La cuestión es que es vista como un proceso de transformación hacia lo urbano y no como los cimientos de una nueva zona fértil, integral y autosustentable para el desarrollo del ser humano. La rurbanidad a la que nos referimos puede postularse como una condición social emergente y resultante de una diversidad de procesos de interpretación y coexistencia de contrastes geográficos.
De tal manera, las zonas: urbana, rural y rurbana juegan un papel importante para comprender parte de la configuración de la demarcación territorial, así como el tipo de “políticas y legislaciones” aplicables a nivel de los Gobiernos Locales: Alcaldías o Municipios, considerando la dependencia de los lineamientos del Gobierno Estatal al que pertenecen y todos, a su vez, del Gobierno Federal.
Por lo tanto, el gobierno local debe entenderse como organización política y de administración pública con una serie de regulaciones para su “funcionamiento específico”; si tomamos como caso de ejemplo la entidad federativa: Ciudad de México, a continuación se mencionan de forma inductiva sus principales regulaciones de los Gobiernos Locales:
1. Reglamento Interno de la Alcaldía; 2. Programa de Gobierno de la Alcaldía; 3. Ley Orgánica de las Alcaldías de la Ciudad de México; 4. Programa de Gobierno de la Ciudad de México; 5. Capítulo VI De las Demarcaciones Territoriales y sus Alcaldías de la Constitución Política de la Ciudad de México; 6. Plan Nacional de Desarrollo; 7. Artículo 115 Título V De los Estados de la Federación y Ciudad de México de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y 8. Principales Instrumentos Internacionales a los que nuestro país se ha adherido, como el Índice de Prosperidad de las Ciudades, elaborado por ONU Hábitat para evaluar la capacidad de las ciudades y su desarrollo social.
La acción de un Gobierno Local es el primer eslabón de una cadena de transformaciones globales. Es importante conocer, a nivel microlocal, cómo las Alcaldías y/o Municipios se subdividen geográficamente en Unidades Territoriales a través de colonias, pueblos, barrios, entre otros, ya que tienen características propias cada una de ellas. Por ello es importante contemplar a detalle el Artículo 115 de la Carta Magna y el Artículo 53, párrafo 12, de la Constitución Política de la Ciudad de México, donde se establecen las principales jurisdicciones de los Gobiernos Locales para atender su demarcación territorial:
I. Gobierno y Régimen Interior; II. Obra Pública y Desarrollo Urbano; III. Servicios Públicos; IV. Movilidad; V. Vía pública; VI. Espacio Público; VII. Seguridad Ciudadana; VIII. Desarrollo Económico y Social; IX. Educación, Cultura y Deporte; X. Protección al Medioambiente; XI. Asuntos Jurídicos; XII. Rendición de Cuentas y Participación Social; XIII. Reglamentos, Circulares y Disposiciones Administrativas de Observancia General; XIV. Alcaldía Digital.
Siendo de este modo, algunas de las bases para poder generar actividades, acciones, propuestas, programas y políticas orientadas estratégicamente para atender las múltiples necesidades de la población a través de 4 elementos básicos y transversales: 1. Perfil Poblacional; 2. Estrato Socioeconómico; 3. Planteamiento del Problema; 4. Tipo de Demarcación Territorial (explicados a detalle en el artículo: Aplicación de la Sociología Jurídica para Elaborar Iniciativas de Ley, por Alejandro Cerezo).
La organización política de los Gobiernos Locales juega un papel vital debido a que dentro del territorio local es donde se genera el desarrollo de un país y la cercanía inmediata del Estado con la sociedad, por ello, es indispensable: 1) Una importante distribución de competencias junto con las formas de coordinación tripartita entre la Federación, las Entidades Federativas y los Gobiernos Locales; y 2) Que los programas de gobierno tomen como marco de referencia objetivos comunes, de largo aliento y con la capacidad de congregar a los sectores gubernamental, empresarial, social, académico, jurídico y tecnológico en la escala regional, metropolitana, nacional e internacional.
En la esfera del poder político se toman las medidas determinadas del progreso, el estancamiento o el retroceso de un territorio teniendo impacto en miles y millones de personas; de tal manera que la participación de la sociedad es el factor que materializa los cambios, sin población no existe gobierno ni territorio que trabajar, por lo que, además de los tres niveles de poder (el federal, estatal y municipal), vale considerar un cuarto nivel: el “ciudadano”, ya que dentro del Estado de Derecho su participación toma relevancia para la toma de decisiones con el fin de lograr resultados, poniendo como ejemplo las campañas electorales, donde a través del voto ciudadano se eligen a los representantes políticos.
El poder ciudadano implica también la participación de la ciudadanía para ser elegida en cargos de elección popular dentro del ámbito del Poder Ejecutivo y Legislativo, y en este mismo sentido, la capacidad de fungir en su Municipio o Alcaldía como representantes de su Unidad Territorial de donde viven con el objetivo de coadyuvar con el Gobierno Local para mejorar las condiciones de su comunidad, a través de la Comisión de Participación Comunitaria, regulada por la “Ley de Participación Ciudadana de la Ciudad de México”, en el que también dichos cargos se llevan por medio de elecciones reguladas por el Instituto Electoral de la Ciudad de México.
La ocupación de las Unidades Territoriales y su interacción entre ellas son particularmente distintas, a pesar de que formen parte del mismo Municipio o Alcaldía, algunos de los desafíos por superar son la falta de políticas microlocales para atender las necesidades propias de cada comunidad, ya que las políticas locales, estatales y federales sólo se focalizan en ciertas áreas del territorio local descuidando el resto, en vez de generar conectividad y desarrollo integral dentro del Gobierno Local.
A esto se le suma el actuar del gobierno federal y estatal para encauzar crecientemente el diseño de políticas macrosociales y, a pesar de ello, estas políticas en muchas ocasiones no responden a las necesidades territoriales ni de la población para enfrentar los desafíos de competitividad y desarrollo en donde viven, problemática que se repite en los 2 mil 457 municipios y en las 16 alcaldías del país para poder brindar soluciones de gran alcance en materia de 1) Desarrollo Económico, 2) Bienestar Social: Salud, Alimentación y Educación, 3) Mejoramiento del Entorno, Espacios Públicos y Acceso a los Servicios Básicos, y 4) Fortalecimiento de la Seguridad Ciudadana.
La competitividad de un país tiene una base territorial específica y se construye socialmente mediante la articulación de lo local y de lo global. No solo las políticas nacionales por sí mismas pueden generar el medio ambiente competitivo requerido, ni las iniciativas o acciones de promoción en el nivel micro son suficientes, por lo tanto, la articulación de lo local requiere una atención específica a las estructuras y dinámicas institucionales para que los Gobiernos Locales se sumen a la inserción internacional.
Dicha inserción a través de la paradiplomacia de los Municipios y Alcaldías logra potencializar el desarrollo e innovación de la demarcación territorial y sus comunidades, aumentando su valor simbólico y por ende en la identidad de los habitantes, mediante la conformación de programas de promoción territorial, ya sea turística o comercial, del hermanamiento de ciudades, con la firma de acuerdos y convenios y toda una serie de negociaciones con regiones, países y provincias del exterior. El espacio público es el escenario de la interacción social cotidiana, cumple funciones materiales y tangibles: es el soporte físico de las actividades cuyo fin está orientado a que las necesidades colectivas sean satisfechas.
Dentro de las Unidades Territoriales de cada Gobierno Local se pueden encontrar “espacios públicos recreacionales o de barrio” a los cuales la población puede acceder a pie libre y gratuitamente; jurídicamente están sometidos a una regulación específica por parte de la administración pública, propietaria y que posee la facultad de dominio del suelo, garantizando su accesibilidad a todos los ciudadanos y fijando las condiciones de su utilización y de instalación de actividades, por ejemplo la práctica de actividades deportivas, recreativas, artístico-culturales encuentran en el espacio público el lugar idóneo de realización que llevan a un mejor entendimiento del espacio local y contribuyen a la creación de capital social.
Sin embargo, no hay espacios públicos recreacionales suficientes para la población cercana, además de que existen espacios que se encuentran deteriorados y sus instalaciones no son adecuadas para el cumplimiento del desarrollo humano. La calidad del espacio público se puede evaluar, sobre todo, por la intensidad y variedad de las relaciones sociales que facilita, por su capacidad de acoger y mezclar distintos grupos y comportamientos, y por su capacidad de estimular la identificación simbólica, la expresión y la integración cultural.
Los “espacios públicos recreacionales o de barrio” tienen fuerte vínculo con la población, ya que, inclusive, pueden fungir como Polos de Desarrollo Geoestratégicos para generar el impulso innovador a las Unidades Territoriales, Gobiernos Locales y Ciudades (donde la modernidad y el ritmo acelerado han transformado en ciertas partes del mundo las ciudades a ciudades globales o inteligentes).
Haciendo un recorrido desde las diferentes escalas territoriales donde se desarrolla o interactúa el ser humano, desde el nivel internacional, regional, nacional, estatal, y local, y de este último las unidades territoriales (colonias, pueblos y barrios) para llegar a los espacios públicos y recreacionales, queda por mencionar la última escala territorial, al considerar la importancia de las: “viviendas”, el domicilio habitual de una persona en el que desarrolla su vida privada o familiar, además uno de los principales activos que forman el patrimonio de las familias, y por ende de la comunidad.
Finalmente, el ser humano no se puede desarrollar de manera completa si no está a gusto en su espacio vital. En caso contrario, su capacidad creativa, de trabajo, de relación y de disfrute baja de manera considerable. El espacio habitable puede estimular física, psíquica y espiritualmente al ser humano e impactar en la calidad de vida de modo notable, y lleva en conjunto a la sociedad a un estadio más grande, abierto y completo generando de esta manera el ideal a seguir de los Gobiernos Locales.
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