Alejandro Sánchez Castro Licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública Universidad Internacional de la Rioja en México
Iniciamos con la última parte de este recorrido que nos ha llevado dos años, haciendo un reencuentro de manera resumida de toda la historia que hemos visto hasta ahora, y que poco a poco nos a ayudado a entender el porqué nuestro país se organiza y se comporta de esta manera actualmente. Durante estos dos años, se han plasmado meses de investigación y años de análisis crítico, de gran parte de las decisiones acciones tomadas por nuestras autoridades, dejando abierto a una variedad de preguntas que daré al final de esta sección.
Como entendemos y sentimos, el mexicano es hombre de guerra, es un hombre azotado por las injusticias sociales y políticas desde hace cientos de años, la y el mexicano es un periodista asesinado y también una persona desaparecida, somos mujeres y hombres madrugadores, personas que nuestro descanso lo ocupamos para soñar, por qué el sistema del país nos ha robado nuestros sueños, pero a pesar de eso, salimos todos los días a trabajar para este mismo, porque somos gente de ideales.
El mexicano es una máquina de humo, para el consumo, es mano de obra barata, porque el sistema lo ha permitido, y porque así lo han educado; cuándo en realidad todas esas empresas trasnacionales, no son dignas de estar en este territorio, si siguen pagándonos de esa manera. Somos los hijos del conflicto, lo que dejaron, y la sobra de lo que se robaron, no somos una raza superior, pero tampoco inferior, aunque muchos han querido imponer sus sistemas, siempre se han encontrado con un soldado, que, por fortuna en cada hijo de esta patria, Dios le ha dado; con el único fin de defender lo que hoy es, nuestra América mexicana.
Hartos de los conquistadores, entre puro indio y mestizo, nos reunimos para defender nuestras tierras, de aquellos que quisieron imponerse, no sabíamos cómo, pero en nuestro espíritu siempre ha habido guerra, no de conquista, si no de justicia. Y entre trabas logramos nuestra primera etapa, nuestra primera transformación, independizarnos.
Después, llegó un hombre queriendo ser rey, durando más de treinta años en el poder, y no lo culpo, no sabíamos cómo hacer política, el país había estado controlado por conquistadores trescientos años, así que solo ellos entendían como hacer política, como organizar a una sociedad; en pocas palabras siempre habíamos sido subordinados, y casi nunca protagonistas, haciéndonos caer en una dictadura, puesto aquel hombre es lo que siempre había visto y -aprendido-, ´´se gobierna por una sola persona´´; Él desconocía y desconocíamos nosotros, el pueblo, como gobernarnos, como organizarnos como nación, entrando en un trance que nos costó hasta cien años para empezar a crear nuestro propio sistema, pero por ende, en aquel tiempo caímos en lo mismo, por lo cual habíamos luchado para eliminar.
Pero, ya lo dije, somos hombres y mujeres de justicia, nos volvimos a levantar, porque en nuestro país vivíamos en un sistema que no nos funcionaba, pero a pesar de eso, día con día nos levantábamos para trabajar para este mismo, ¿te suena?; y entre guerrilleros empezamos a construir nuestro propio sistema, eliminando el que nos había dejado a través de ese relevo educacional.
Porfirio Díaz conocía a su gente, sabía que, una vez levantado el pueblo, nadie lo paraba, por eso, no le quedó de otra, que exiliarse; nunca olvidemos esto, ´´ni la historia, ni el hombre más poderoso de aquellos tiempos olvidaron, que estamos hechos de guerra para las injusticias´´. Y de esa forma, logramos nuestra segunda etapa, nuestra segunda transformación, la revolución.