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Falta un urbanismo con perspectiva de género en la CDMX


Alejandra Milán Montaño / Universidad Anáhuac México Norte

La Ciudad de México es considerada de las metrópolis más grandes del mundo, con una población de 9,209,944 habitantes, de los cuales 99% viven en la zona urbana. Además, si se considera la zona del Valle de México dentro del conteo, la población total sobrepasa los 21 millones de habitantes, convirtiendo a nuestro país en la mayor entidad urbana de América Latina y la octava más grande del planeta (Naciones Unidas, 2015).

Actualmente la ciudad enfrenta graves problemas urbanísticos respecto de ubicación, seguridad y degradación ambiental derivada de la sobreexplotación de recursos naturales. Las razones detrás de esto radican no solo en una inadecuada política urbana y gobernabilidad, sino también en el exacerbado crecimiento demográfico y geográfico sin estrategia de planeación previa. 

El Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (2021) considera que la metrópoli fue diseñada de forma lineal, es decir, se planeó con la idea de que los recorridos diarios de las personas son exclusivamente entre el hogar y el trabajo. 

No obstante, este diseño ignora por completo la diversidad de experiencias de la vida privada de las y los ciudadanos, como la maternidad, la socialización y el ocio, lo que ubica a las mujeres y a las infancias en una situación complicada. 

Yazmín Pérez Haro (2021), directora de Innovación de la Secretaría de las Mujeres en la capital, señaló que en la ciudad de México no hay espacios urbanos pensados para mujeres. En este sentido, la urbe está configurada a través de una óptica de privilegio masculino, productivista y adultocéntrico. Es por ello que existe la creciente necesidad de implementar un urbanismo con perspectiva de género. 

El urbanismo feminista hace referencia a la manera en la que la forma física de los espacios contribuye en la perpetuación de sistemas de opresión por razones de género, y cómo se puede revertir para incluir a todas aquellas identidades, perspectivas y actividades que han sido invisibilizadas dentro de la urbe (Global Platform for the right to the city, s.f). 

  En América Latina existen ciudades como Buenos Aires, que han implementado una estrategia urbanística feminista de siete vertientes: seguridad, accesibilidad, usos múltiples, medio ambiente, cultura y patrimonio, circulación, así como gestión comunitaria y propiedad. 

En este sentido, en México el desarrollo de una política pública como la descrita anteriormente no suena del todo descabellado. Sin embargo, para lograrla es necesario generar un cambio de perspectiva en el ámbito público.  

Las opiniones vertidas en este texto son responsabilidad única y exclusiva del autor a de la autora. 


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