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Guacamaya ¿preocupación e incertidumbre?


Oscar Miguel Ruiz Jiménez, Director Estatal de CDMX de Juventud Real

En días pasados un grupo de hackers activistas, llamado Guacamaya, penetró y vulneró los servidores de la Secretaría de la Defensa Nacional. Lo mismo hizo en otros países de América Latina: Chile, El Salvador, Perú, Colombia.

Obtuvo informes de inteligencia, partes militares, tarjetas confidenciales, fotografías, videos, contactos, bases de datos, archivos, conversaciones, contratos, planes, seguimientos; es información marcada como confidencial que hoy está expuesta. Lo que el Ejército sabe de los narcotraficantes, los nombres y apellidos de los soldados que participan en operativos de alto impacto, y el número de militares desplegados en cada lugar, en cada misión, están expuestos y, en algunos casos, hasta con los horarios de servicio de los militares.

Todo parece indicar que los hackers aprovecharon la falta de actualización del software que emplean los servidores en donde se almacena la información del Ejército. El especialista chileno Oscar Sandoval explicó, en su cuenta de Linkedin, que el grupo Guacamaya se valió de errores que no habían sido reparados en la ejecución de códigos del programa Microsoft Exchange, que se utiliza para administrar el alojamiento de cuentas de correo electrónico.

Pero esto sucedió justo en el momento político cuando las agendas del Ejecutivo y el Legislativo impulsaron con vehemencia entregar todas las tareas de seguridad a las Fuerzas Armadas, sin embargo, con esto nos dimos cuenta que las instituciones son incapaces de cuidar la información y datos que mandan por correo electrónico.

¿Este ataque representa el humo de un incendio que se aproxima o simplemente un gran descuido de seguridad? Pues tendremos la brutal incertidumbre de no saber a qué hora ni por dónde llegarán los golpes de este hackeo; de que llegarán, llegarán, no se dude.

Es un acontecimiento que representa el ciberataque más grande en la historia reciente de México; el tema de salud del presidente es lo de menos; no se le desea el mal, al contrario, debe de tomar las medidas necesarias y no escatimar en recursos para estar bien. A nadie nos beneficia un jefe de Estado y gobierno con una complicación en su integridad física.

No tengo duda que las revelaciones serán dadas a conocer intermitentemente cuando puedan ser de mayor impacto o trascendencia. Es preocupante por el simple hecho de que el Ejército haya descuidado su seguridad informática. Dedicarse a tantas cosas como hace ahora afecta la capacidad de la institución para atender su obligación fundamental que es la seguridad nacional.


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