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Guerra contra las drogas y militarización en México, un análisis económico


Pedro Huet

El narcotráfico y la presencia intensa de cárteles en las sociedades es un fenómeno relativamente nuevo y que ha ganado tracción y cobertura internacional en las últimas cinco décadas. Legalizar o prohibir las drogas es tema de debate en sí, pero en numerosas sociedades se piensa cómo solucionar las externalidades negativas que genera este proceso. Una de las estrategias que los gobiernos que enfrentan el narcotráfico han usado son las políticas de mano dura: las autoridades facultan a sus fuerzas armadas a salir a las calles a combatir al crimen organizado.

Diversos países en el mundo han implementado esta estrategia con diferentes resultados, sin embargo, el caso de México ha sido uno ejemplar. Desde 2006, el gobierno mexicano inició una guerra contra el narcotráfico, política que se mantiene hasta la actualidad y ha sido tema de muchas críticas. Quizás la razón principal por la cual este tema es controversial es porque, a pesar de que esta política ha sido empleada por cerca de dos décadas, el narcotráfico en México no ha caído. 

La pregunta que vale la pena hacerse es: con base en la teoría y la evidencia empírica, ¿cuáles fueron los errores principales de esta estrategia? Como ejercicio de honestidad intelectual es aconsejable asumir que estas medidas han sido empleadas por las últimas tres administraciones a partir de las mejores intenciones y por su viabilidad, dados los constreñimientos legales, políticos y económicos del país. Sin embargo, es también valioso entender qué aspectos de esta estrategia no han sido del todo efectivos, ya que esta información nos puede dar algunas claves para pensar en futuras medidas o políticas a fin de enfrentar este problema público.  

Quizás la debilidad principal de esta política es que opera bajo una lógica de mercado incompleta. Para entender este argumento, pensemos en la venta de sustancias ilegales con una lógica de mercado. Si asumimos que el mercado de drogas doméstico de México se basa en la oferta y la demanda, los narcotraficantes y cárteles serían los productores y los usuarios serían sus consumidores. 

En este sentido, los narcotraficantes producen y venden estas sustancias ilegales a partir de un precio que están dispuestos a comprar los consumidores. Puesto que los narcotraficantes son los únicos productores de esta sustancia –ya que son ilegales y su venta supone riesgos– podemos pensar que ellos tienen un monopolio, lo cual les permite alzar el precio de esta sustancia a niveles altos y obtener ganancias. Puesto que algunos de sus consumidores tienen una demanda inflexible por estas sustancias (son adictos) o tienen niveles de ingresos elevados (miembros de la clase media o alta) están dispuestos a pagar un precio muy alto por adquirirlas.

Respecto a la militarización y guerra contra el narcotráfico en México, la estrategia ha implicado combatir con mayor intensidad a los narcotraficantes para, gradualmente, eliminar su número (encarcelarlos o abatirlos), con el fin de reducir las transacciones de mercado. Esta política tiene lógica, pues si los costos de llevar a cabo transacciones (i.e. la posibilidad de perder la vida y libertad) se vuelven mayores para los productores, éstos pueden estar más incentivados a vender otro tipo de bienes (i.e. cultivar caucho en vez de amapola). Al llegar a ser un número lo suficientemente bajo, ser traficante de drogas se vuelve inviable y el país opera sin sus consecuencias negativas (muertes, crimen y adicciones).  

El problema con esta lógica es que no toma en cuenta el otro lado de la ecuación: el incentivo principal de un productor es determinado por la demanda; es decir, cuánto dinero sus consumidores están dispuestos a pagar. El problema con estas políticas es que, al enfrentar a los productores y reducir su número, hay menos personas que ofrecen la sustancia, lo que provoca que la oferta de este bien se vuelve inflexible (menos personas venden estas sustancias), lo cual permite que sus productores lo puedan vender a un precio más alto. 

Las ganancias del narcotráfico se vuelven muy atractivas, ya que vender estas sustancias permite a sus productores enriquecerse rápidamente, lo que incentiva a los jóvenes con perspectivas de ganancias menores en profesiones alternativas (i.e. agricultores) a entrar al negocio. Además, esta teoría no contempla que la política se cumple de forma imperfecta: las capacidades militares y estrategias de colusión (soborno) que usan los narcotraficantes les han permitido reducir los costos del negocio notablemente.En conclusión, la teoría y evidencia de la militarización en México parecen indicar que la estrategia no ha sido efectiva porque su lógica no contempla todas las dinámicas de mercado. Se requiere, por lo tanto, una estrategia más holística.

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