Para iniciar este artículo valdría la pena citar una definición general de lo que se considera como joven o juventud. Es el momento de vida en el que se empieza a establecer identidad y es el punto más importante de desarrollo de un individuo.
Es importante tener una definición general respecto de la juventud para observar las fortalezas de esta etapa, debido a que los jóvenes, por sociedad o cultura, no son considerados en ciertos temas por argumentos como falta de experiencia, porque “son muy jóvenes y no saben de lo que hablan ” o, simplemente, porque no se nos ve como personas que puedan procesar y recibir cierta información.
Pero no, este artículo trata de romper estigmas, estereotipos y remarcar la importancia que tienen los jóvenes durante todo su desarrollo a recibir información, a educarse y transformar su pensamiento de manera responsable.
Es importante comenzar por ahí, debido a que nuestro correcto desarrollo necesita recibir información y educación a edad temprana y no sólo los libros de texto. Consideremos que cada individuo tiene su forma particular de aprendizaje y es importante considerar el cómo otorgarla e informar, sobre todo en temas controversiales como el que se trata en este artículo: la planta de cannabis.
Nosotros los jóvenes estamos viviendo una época histórica en México, estamos en la lucha social, médica y cultural de la legalización del cannabis, y esto tiene que ser señal de alerta, porque somos responsables de poder adquirir y difundir la información de manera correcta a futuras generaciones. Comenzaremos por ahí.
La cannabis es una planta que puede producir efectos psicoactivos o relajantes, es una planta que en los jóvenes está tomando relevancia, no solo por sus propiedades medicinales, sino por las propiedades lúdicas. Vivimos en una era donde la información es poder. En México aún no es legal, pero podemos tomar ejemplos de otros países, como Canadá y también de Europa en donde su consumo en la población general es aceptado y, lo más importante, está regulado.
Encontramos dos problemas, el primero es que la situación legal en México nos impide obtener información de manera correcta porque no hay un órgano que pueda documentarnos los avances o no hay una línea de investigación. A nosotros como jóvenes nos ponen contra la espalda y la pared porque en nuestro día a día observamos la venta, distribución y comercialización de productos con derivados de cannabis, pero tenemos información limitada, además de la que viene ya en el producto o la que podemos encontrar en páginas de difusión locales.
Los jóvenes en la época de desarrollo empezamos a recibir información. Procesamos, nos interesarnos y conectamos con lo que nos gusta. Es importante que esta etapa es un punto de inicio para recibir la información, como lo puede ser desde la educación básica a fin de recibir educación respecto de las sustancias psicoactivas debido a que un 45% de jóvenes entre 12-29 años tenemos nuestro primer contacto, sea en una fiesta, en la escuela, y no contamos con la información necesaria para considerar si integrarlo o no y es aquí donde comienza el primer punto a tratar.
Diversas drogas en México son socialmente aceptadas, como el tabaco y el alcohol, y esto se ve en la vida de los jóvenes y niños mexicanos a partir de los 9 años en promedio. Es importante considerar esto debido a que de estas sustancias conocemos información y riesgos, hay documentación, series, diversas formas de poder enterarte de las consecuencias que puede tener usarlo de manera temprana o de manera crónica.
Sin embargo, del CANNABIS o cualquier droga psicoactiva contamos con información limitada o simplemente es un tema tabú. Realicé esta comparación porque en nuestra formación como jóvenes de un país agricultor en donde la mayoría de los niños antes de conocer la escuela están en contacto con cannabis u otros opioides. Es crucial hacer un llamado a las autoridades a incorporar programas de concientización.
Los jóvenes estamos en busca de crear diversas formas de romper estigmas y estereotipos que hemos estado adquiriendo durante generaciones, es la primera brecha para romper, nuestras abuelas o abuelos han empleado esta planta para usos medicinales.
Es preciso implementar políticas de educación para implementar y recibir talleres de “reducción de riesgos”. Nunca podremos tener alejada totalmente cualquier droga, sólo podemos informarnos y así será nuestra decisión la integración o no.
En México se estima que aproximadamente 35% de la población fue entre sus 9 y 15 años de edad cuando conoció las drogas, cifra que nos debería dejar con la boca abierta debido a que el uso de cannabis a edades tempranas está documentado que altera la plasticidad del cerebro, modifica ciertas conexiones neuronales y, lo más grave de todo, puede producir psicosis o tendencias a depresión y suicidio, cosas que los niños no saben pero por la sociedad son orillados a tener su primer contacto o simplemente por las condiciones.
Es crucial que cualquier joven conozca los riesgos y beneficios de cualquier sustancia que llegue a incorporar a su vida. Tenemos derecho a recibir la información y a que nos preparen de manera constante. Es claro que estamos retrasados en la investigación, pero los invito, como jóvenes, a documentarse y buscar redes de información confiables para transmitir nuestros nuevos conocimientos.
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