¿Qué es la felicidad? Creo que es una pregunta obligada para todo ser pensante. ¿Cómo la alcanzo? ¿Dónde la encuentro? ¿Es subjetiva u objetiva?
Ser feliz significa autorrealizarse, alcanzar las metas propias de un ser humano. Aristóteles sostenía que todos los hombres perseguían la felicidad. Es el fin último del hombre. Cada cual posee el secreto de su propia felicidad. Pero para eso hay que conocerse bien y, sobre todo, saber qué se quiere o a dónde se quiere llegar. Esto solamente lo sabremos si nos dedicamos (por lo menos unos ratos) a filosofar.
La felicidad consiste en encontrar algo que nos satisfaga completamente. Dice Aristóteles que el hombre bueno, el hombre feliz, es virtuoso, y la virtud es posible si los seres humanos practican hábitos buenos.
Para alcanzar la felicidad hay que practicar hábitos buenos, justos, equitativos. Esos hábitos están sostenidos por actos voluntarios. Los hombres desean voluntariamente el bien común y, por lo tanto, persiguen la felicidad a sabiendas que únicamente se logra con esfuerzo, valor, praxis y virtud. En el camino a la virtud, los seres humanos van hacia la felicidad.
Ahora, para Santo Tomás de Aquino, uno de los grandes filósofos que en lo personal admiro, la felicidad consiste en perseguir aquello que es lo nativo para la propia naturaleza. La vía para llegar a la felicidad es el amor. Las buenas acciones son las que, basándose en el amor y en el conocimiento natural, nos acerquen a la presencia divina, y malas las que nos alejen del camino de Dios. Este fin, que realmente es teológico, perfecciona a los hombres como seres racionales. El hombre por sí mismo no puede lograr este objetivo, de ahí que necesita la gracia de Dios.
Santo Tomás explica que los siguientes son algunos medios, pero no son la felicidad en sí. Ni las riquezas, ni la fama, ni el honor, ni el placer, ni el poder, pueden consistir en el objeto de nuestra felicidad.
Hay que entender que nadie nace feliz o infeliz; no existe un gen de la felicidad. Esta no se hereda; hay que ganársela a través de la vida, del amor y de la virtud.
La felicidad es el hecho de estar en concordia de forma personal, un sentimiento que en vez de buscar debemos saber vivir y disfrutar. La felicidad es un estado emocional que viene desde lo más profundo de nuestro ser. Hay muchas circunstancias en la vida, buenas, malas, alegres o tristes, pero uno puede ser feliz sencillamente estando con uno mismo, sin tener necesidad de nada más.
La felicidad podemos encontrarla siempre en nosotros; no es algo que esté ahí fuera y que necesitamos ser detectives de la felicidad. Es cuestión de darse cuenta de que no depende de lo que tenemos, sino más bien de lo que somos. Esto significa aprender a quererse, aceptar las virtudes y los vicios personales, a convivir con uno mismo, con nuestros “ángeles y demonios” puesto que serán las claves para que ante cualquier situación podamos sentir la felicidad que vive en nuestro interior.
La felicidad no hay que buscarla porque no existe en ningún lugar; no está ahí afuera como muchas veces nos hacen creer.
Las series, la televisión, las redes sociales (Instagram, tiktok, youtube) son trampas de la felicidad, nos hacen creer que eso es felicidad, que tener likes o millones de seguidores nos hace felices: ¡NO! Eso es un placer que crea un momento efímero, pero no es felicidad.
No busquemos afuera; la felicidad está dentro. La felicidad externa únicamente son momentos placenteros fugaces.
Finalmente, ésta es una columna de opinión, por lo que te dejo la tarea de filosofar un rato. Para saber qué es realmente la felicidad tendríamos que hacernos una pregunta: ¿Qué es para mí la felicidad?
Aprovecho para mencionar, en este caso, que el 22 de agosto fue mi cumpleaños número 25. Tengo mucho que agradecer a Dios, a mi mamá, a mi papá, que desde el cielo me cuida, a mis hermanos y amigos. Realmente he sido muy feliz en esta vida porque comparto mis alegrías con los demás y sé que en los momentos difíciles tengo el apoyo de mi familia y amigos. ¡Gracias por estos 25 años muy felices!
¡Sé feliz!