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La inflación en México y sus efectos nocivos directos e indirectos


Pedro Huet

Uno de los procesos económicos más visibles que ha experimentado México durante los últimos tres años es la elevada tasa de inflación. Éste es un fenómeno económico en el cual el precio de los bienes incrementa de manera notable durante relativamente poco tiempo.

El inicio de la pandemia en el país, así como los efectos de numerosos procesos económicos domésticos y globales permitieron a las generaciones actuales de mexicanos experimentar este proceso y familiarizarse con sus complejidades. Sin embargo, muchos no conocen el mecanismo que lo explica.

Para entender la inflación es necesario comprender el dinero. Aunque a veces las transacciones cotidianas nos presentan una imagen tergiversada de la realidad, las monedas y los billetes no son más que cobre y papel.

El dinero es un instrumento fiduciario cuyo valor está sujeto a las capacidades económicas del país, lo cual está medido por la capacidad productiva de la economía y se ve reflejado en las reservas internacionales, actualmente compuestas de dólares.

La cantidad de billetes que circulan es determinada a partir de las fuerzas de mercado; el volumen de bienes y servicios producidos y vendidos. Así, los precios están sujetos a qué tan productivos son los sectores del país y qué tanto confían los inversionistas internacionales en la unidad monetaria de esa nación.

Por consiguiente, un aumento en el número de billetes circulando en una economía ocurre por un ascenso del volumen de transacciones, naturalmente ocasionado por un crecimiento económico.

Sin embargo, puede haber ocasiones (desastres naturales, crisis económica, interés político) en las que los estadistas pueden verse tentados a producir más billetes sin sustento del resto de la economía.

La inflación es un producto de estas situaciones porque hay más billetes circulando sin que estén justificados en materia productiva; la única forma de ajustar el valor de la nueva masa monetaria es que se redistribuya la productividad de la economía entre todas las unidades monetarias.

En otras palabras, puesto que la productividad del país (junto con sus reservas internacionales) se mantienen iguales, el valor real de cada billete disminuye.

En el caso reciente de México, puesto que la pandemia ocasionó problemas en la productividad (cuarentenas en los negocios) y las autoridades tuvieron que responder ante la crisis dando apoyos a los sectores afectados, se aumentó la circulación de billetes en la economía sin un sustento en la productividad.

De esta manera, aunque incontables familias han recibido más fondos tras la crisis, el valor real de cada uno de éstos es menor que antes: para inicios de este año, el valor general del peso a nivel nacional había disminuido en cerca de 13.5% desde el inicio de la pandemia (5.69% en 2021 y 7.9% en 2022).

Además de entender el mecanismo causal, se debe conocer el impacto para la población. El efecto directo más visible es que presiona las finanzas de prácticamente todos los hogares: pagar precios más altos para obtener los mismos bienes que previamente costaban menos reduce el poder adquisitivo de las familias debido a un efecto ingreso.

Otro efecto directo que deberíamos esperar son cambios en los patrones de compra hacia otras alternativas (efecto de sustitución), ya que esta reducción en el ingreso tiende a motivar a los hogares a buscar bienes sustitutos menos costosos (por ejemplo, cancelar Netflix y sustituirlo con televisión abierta).

También hay efectos menos evidentes provocados por la inflación. Al igual que con el resto de los bienes, los precios de los insumos aumentan, por lo que los dueños de negocios ven una reducción del producto de su trabajo.

 Para compensar estas pérdidas, las alternativas más rápidas son reducir la calidad de sus productos (porciones más pequeñas o de menor calidad) o reducir el personal, lo que también impacta al resto de la sociedad.

 Otro efecto indirecto es la presión que ejerce sobre la población no asalariada: puesto que estos individuos no tienen un salario sujeto a aumentos, la única forma en que pueden sacar un sustento es al incrementar sus ventas con precios más altos y esperar que los clientes (también afectados) no sustituyan sus bienes con otras alternativas.

Al tener una imagen más clara del origen e implicaciones de la inflación, toca pensar de qué manera es posible combatir este problema. ¿Qué estrategias están siendo implementadas para lidiar con la inflación? ¿Nos concentramos en aliviar el problema (dotación de despensas y programas sociales), o nos concentramos en las soluciones efectivas de largo plazo (integrar a los miembros del sector informal a la economía formal)? ¿De qué manera podemos reconciliar ambas necesidades?

Éstas son las preguntas que debemos contestar para construir una sociedad más robusta y resiliente ante los retos imprevistos.

Las opiniones vertidas en este texto son responsabilidad única y exclusiva del autor o de la autora.


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