“Vamos a intentar aquí un discurso multidimensional no totalitario, teórico, pero no doctrinario (la doctrina es la teoría cerrada, autosuficiente, por lo tanto, insuficiente), abierto a la incertidumbre y a la trascendencia; no ideal/idealista, sabiendo que la cosa no será nunca totalmente encerrada en el concepto, el mundo jamás aprisionado en el discurso.”
-Edgar Morin, Introducción al pensamiento complejo
Generar un impacto social viene desde el corazón de las familias mexicanas, el hogar. El entorno que nos rodea se impregna en nuestra vida cotidiana sin darnos cuenta, se transforma en emociones y sensaciones para finalmente portarlas al exterior y transmitirlas a los demás. Con esa premisa podemos intuir por lógica que si el diseño interior del hogar es confortable se generarán emociones y pensamientos positivos que propiciarán que al transmitirlas a las demás personas se ocasionará un efecto dominó de felicidad.
Por lo contrario, si seguimos por ese camino y el diseño del hogar mexicano es mínimo y poco confortable se producirán emociones y pensamientos negativos, por lo tanto, al llegar a la convivencia con los demás seres humanos se generará violencia y tristeza.
El diseño interior guiado por las neurociencias nos explica que con tan solo inclinar un poco la silla de un área de trabajo para que la columna esté descansando de manera adecuada, originará una eficiencia en el trabajo desarrollado. Entonces, ¿sería posible que haya una solución para la violencia propiciada por espacios poco confortables gracias a la pobreza en México?
Quizá de manera drástica y repentina no se podría generar un cambio, pero el primer paso visto a través de algunos investigadores como el Diseñador y Antropólogo Fernando Martín Juez es LA CULTURA DEL DISEÑO.
México cree que el diseño es para personas con mayores ingresos económicos, pero lo que no sabe es que hay diseño bueno, bonito y barato. Pero como no hay una cultura del diseño, como no se les enseña que lo necesitan y que pueden mejorar su vida y su felicidad NO LO EXIGEN.
El primer paso para RESIGNIFICAR los espacios construidos y sus hogares es entendiendo que necesitan diseño y que no es necesariamente costoso.
El segundo paso sería una solicitud general de la población exigiendo un espacio diseñado. Las viviendas de interés social que otorgan el INVI o el INFONAVIT le brindan la oportunidad de un techo a las personas que lo necesitan, pero ¿a qué costo? El diseño de estos sitios suele ser precario, con medidas mínimas y sin el confort suficiente para que un ser humano pueda vivir y ser feliz.
El tercer paso sería la rehabilitación de espacios ya construidos. El mundo de las famosas “favelas mexicanas” no se arreglará mandando a demoler todo y mover a las familias a edificios con las mismas condiciones, pero con una fachada mejorada. Se puede REHABILITAR y RESIGNIFICAR lo que se tiene, como el ejemplo del proyecto: Historieta Plaza, Camelia 59, La Guerrero por: Sophia Rodríguez
Ganador de la Mención Honorífica al Premio Nacional de Diseño: Diseña México, que Plaza buscó rehabilitar y resignificar el espacio de la vecindad Camelia 59, ubicada en la Colonia Guerrero de la Ciudad de México. Tomando como marco de referencia la cultura popular capitalina de mediados del siglo XX, reforzada por medio de la referencia a las historias escritas por Yolanda Vargas Duché, que nació y creció en esa colonia. Yace el proyecto con dos espacios de suma importancia, que le integran y le protegen. Locales en la planta baja que alojan diversos negocios, locales dispuestos a solventar necesidades y ofrecer servicios a los usuarios de su periferia e interior.
Se integran tiendas de calzado deportivo, tiendas de patineta, un rincón de maquinitas donde se pusieron consolas modernas de videojuegos, y, sobre todo, una fuente de sodas ambientada en los años cincuenta. Sobre la planta alta se han diseñado espacios de vivienda, cuatro departamentos, dos con dos habitaciones y los otros con tres, en los que viven personajes extraídos al tiempo moderno de la obra de Vargas Duché, personajes de sus historietas que retratan el folclore capitalino posrevolucionario de mediados del siglo XX.
La azotea sufre cambios favorables en su rehabilitación, antes carente de acceso, ahora abierta como área social destinada a colgar la ropa, que se acompaña con huertos urbanos e hidroponías, con un almacén para cada departamento y tinacos con su respectiva cubierta de madera. Historieta Plaza no pudo ser posible sin una intensa y extensa investigación de la zona, de su tiempo histórico y las necesidades del mundo contemporáneo.
¿Qué podemos observar al rehabilitar y resignificar espacios en México?
Si se estudia muy bien a la población en donde se realizará el diseño, se sabrá qué necesitan sin que ellos sepan que lo necesitan. Se mejorará la calidad de vida de las personas, generará un cambio en la violencia al cambiar el interior del hogar y además seguir caminando hacia un México más sustentable, siempre tomando en cuenta las tres vertientes: económico, social y ambiental.
¿Cuál es el primer paso? HABLEMOS DE DISEÑO, ORIGINEMOS UNA CULTURA DEL DISEÑO Y HAREMOS QUE TODOS EXIJAMOS DISEÑO.