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La violencia no cesa y afecta todos los sectores de México


Aram Vazquez Requena – Universidad Anáhuac México, Campus Norte

El pasado jueves 22 de septiembre, durante la conferencia mañanera del presidente Andrés Manuel López Obrador, el periodista Jorge Ramos preguntó al mandatario sobre las cifras de homicidios dolosos en lo que va desde su administración, que inició en diciembre del 2018.

El periodista de Univisión protagonizó con el mandatario el intercambio de “datos”. Jorge Ramos, con datos del propio gobierno de López Obrador aportados por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, le mostró que su administración se ha convertido en la más sangrienta, por lo menos de las tres anteriores; 126,206 homicidios dolosos contra los 124,478 de Peña y 121, 683 de Calderón.

El periodista de Univisión llamó al actual sexenio “el gobierno con más violencia en la historia reciente del país” y dijo que estamos ante una emergencia nacional.

La “estrategia de seguridad” de López Obrador (por decirlo de alguna forma) va en el camino de la de sus predecesores: uso de las fuerzas armadas. Pero hay diferencias notables. El número de elementos en tareas de seguridad es mayor que en los dos sexenios anteriores, pero los logros son menores en términos de combate al crimen organizado, que ha crecido y se ha diversificado.

Otra diferencia notable es que las fuerzas armadas se han vuelto menos reactivas. Hay ocasiones en que no acuden en auxilio de la población cuando se presentan delitos graves: balaceras, cobro de piso, control de precios en alimentos, etcétera.

México se ha convertido en el país más inseguro de América Latina para los sacerdotes. Por lo menos en los últimos 10 años en 10 estados de la República han sido amenazados de muerte 250 de ellos, según cifras de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

26 ataques a la semana son registrados a parroquias del territorio nacional, por ejemplo, en Ciudad de México, Monterrey, Tamaulipas, Edomex, Michoacán, Guerrero, Oaxaca. ¿La presencia del Ejército en las calles hasta 2028 es la solución al problema de violencia que vive el país?

Muchos de los interpelados por López fueron también críticos durísimos de los sexenios anteriores. Mucho más que el propio AMLO. Señalaron ineficiencia, incapacidad, corrupción. Decir que callaron es una mentira conveniente. En resumen, Calderón y Peña fallaron en las tareas de seguridad. Obrador también. Su frase “abrazos, no balazos” solo enmascara el uso intensivo del Ejército y la Marina no únicamente en el combate a la criminalidad, sino en otras tareas, muchas de ellas estratégicas.

Este es el punto nodal, ¿por qué dejar hasta 2028 a las fuerzas armadas en tareas de seguridad si han sido ineficientes a lo largo de 16 años? ¿por qué dejarles el control da aeropuertos, caminos, aduanas, puertos y hasta de vigilancia en el Congreso de la Unión? Por una razón fundamental: las fuerzas armadas están ahí, en el proyecto de López Obrador, para garantizar el control político y social del país.

Desgraciadamente, el autogolpe de Estado avanza con éxito: el PRI está anulado, la alianza opositora disminuida, el Congreso de la Unión controlado, el Poder Judicial retraído, la Comisión Nacional de Derechos Humanos convertida en cómplice, los gobiernos estatales bajo control. Falta el INE y el control de las calles por el Ejército y la Marina, pero no veo manera de detener esto en gran parte porque el grueso de la población no está interesado en el asunto.

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