“He esperado pacientemente que llegue el día en que el pueblo de la República Mexicana esté preparado para escoger y cambiar sus gobernantes en cada elección, sin peligro de revoluciones armadas, sin lesionar el crédito nacional y sin interferir con el progreso del país. Creo que, finalmente, ese día ha llegado". Porfirio Díaz.
Al hablar de reformas electorales tenemos que establecer qué son y cuál es su relevancia para nuestro país.
A una reforma electoral la podemos definir como el conjunto de modificaciones, creaciones o desaparición de normas procedimentales relacionadas a los procesos electorales; garantizan los derechos políticos y la función de las autoridades involucradas. En pocas palabras, establecen el funcionamiento de nuestra democracia.
En la historia de las reformas electorales en México hay que destacar algunas fechas, como la de 1977, cuando la reforma emprendida fue creada a partir de las ideas y consensos de los partidos opositores, con aportaciones de las minorías políticas, el gobierno y el partido en el poder, lo que trajo la aceptación de las minorías políticas en el Congreso de la Unión, a partir de la creación de las candidaturas de representación proporcional.
Por otro lado, en 1989, con la creación del Instituto Federal Electoral (IFE) y que, en 1996, la institución de su primer Consejo General significó una nueva época de luz para la República, al tener un instituto independiente que pudiera organizar y vigilar las elecciones y a los candidatos, con el apoyo del mayor ejército de todos: la ciudadanía. Estableció las “reglas del juego” más claras y precisas, como un tope para la sobrerrepresentación del 8%, así como la eliminación de que los representantes de los partidos políticos tuvieran voz y voto, únicamente conservando el derecho a voz(1).
Entrando en al nuevo siglo (el XXI), en 2007 se dio otra importante reforma encaminada a regular más la propaganda electoral, los tiempos en radio y televisión y por primera vez en la historia establecer el recuento total de votos en una elección, otra conquista social más que se tuvo como consecuencia de las elecciones presidenciales de 2006 y que demostró que la función electoral buscaba estar a la altura de los retos que la sociedad demandaba.
En 2014 se creó la Reforma Electoral más reciente que modificó las funciones del IFE para dar paso al Instituto Nacional Electoral (INE) un organismo más fortalecido con mayores facultades para llevar a cabo las elecciones, así como la desaparición del Código Federal de Procedimientos Electorales, por la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales.
Después de este breve pero necesario recorrido histórico entremos en materia para la época actual, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó este año un proyecto de Reforma Electoral que busca, entre otras cosas, el cambio de funciones y de nombre del INE al Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), la creación de un Código único de procedimientos electorales, la implementación del voto electrónico, la desaparición de las diputaciones de representación proporcional y de los 300 distritos electorales, entre otras más.
Por su parte, los partidos de oposición (PRI, PAN) presentaron sus proyectos de reforma electoral que contempla, entre otras cosas, la segunda vuelta electoral, reducir el número de diputados plurinominales (representación proporcional), lo que ha traído como consecuencia que se generen en la Cámara de Diputados diversos foros de parlamento abierto que buscan escuchar todas las opiniones de expertos, actores políticos, la ciudadanía en general.
A unos días de iniciar el periodo del segundo año de la LXV Legislatura se tienen preguntas que aún falta contestar: ¿La Cámara conjuntará todas las propuestas para crear una sola Reforma Electoral? ¿Cuál es la mejor propuesta de reforma? (si es que la hay), pero más allá de cuál sea la mejor propuesta de reforma, la verdadera pregunta es ¿Cuál beneficia en mayor medida a la ciudadanía? porque recordemos que el fin último es y debe ser siempre la población en general.
Las reformas electorales son necesarias porque la sociedad cambia y pide nuevas formas para sentirse representada, escuchada y tomada en cuenta. Por ello, una Reforma Electoral busca incorporar todas las voces a fin de construir un México más democrático, informado y capacitado en la toma de decisiones.