Mikel Emilio Espinoza Herrera, Estudiante de Negocios Internacionales en el IPN Esca UST, Coordinador de alianzas estratégicas del Capitulo Universitario Coparmex IPN
La belleza de las jacarandas es algo inexplicable, especialmente en la primavera, época en que estos árboles florecen pintando los paisajes de un hermoso color lila en toda la ciudad, y no solamente son bellísimas, también tienen un impacto en el ambiente y en la cultura de esta gran urbe.
Desde su introducción en el siglo XX por un jardinero japonés llamado Tatsugoro Matsumoto y su hijo Sanshiro Matsumoto la Jacaranda o <Jacaranda mimosifolia> por su nombre científico, se ha convertido en un símbolo cultural de Ciudad de México, su creciente popularidad se debe a su parecido a los cerezos del país nipón, gracias a que este árbol viene de un clima subtropical brasileño se ha podido adaptar al clima de la región, no solo de la ciudad, sino de otras partes del país.
Las jacarandas son más que un árbol; representan la llegada de la primavera a la ciudad, y con ello tiñen las arboledas y el suelo de un color muy atractivo y poco convencional en cualquier paisaje, dando lugar a innumerables sesiones de fotos en estos paisajes. La gente se pasea entre sus flores dándoles un momento de respiro del ajetreo citadino de todos los días. Son un refugio natural para chicos y grandes, incluso inspirando a cantantes, fotógrafos, músicos y pintores de todas partes del mundo, pues están posicionadas en varios de los lugares más icónicos e importantes de la ciudad como El Palacio de Bellas Artes, calles como Violeta en la Alcaldía Cuauhtémoc y en prácticamente la mayoría de las universidades de la ciudad, como el Casco de Santo Tomás del IPN o el Centro Nacional de las Artes (CENART), donde genera un escenario visual impresionante combinando muy bien con los colores de sus edificios y sus áreas verdes.
Estos árboles al tener tanta presencia en nuestro día a día se han convertido en parte de nosotros, de muy buenos recuerdos al lado de estos maravillosos árboles y sus hermosas flores, lo que contribuye a su preservación y cuidado. Asimismo, representan una parte importante de la biodiversidad de la ciudad, donde hoy en día se han registrado alrededor de 3 mil 250 de estos árboles repartidos en la urbe, esto según el mapa interactivo creado en el año 2024 por Mercedes Sánchez Plascencia, geóloga egresada de la UNAM. Hoy en día se siguen registrando más árboles en la ciudad.
Desafortunadamente, el cambio climático está más cerca de lo que pensamos. En los últimos años han florecido incluso un mes antes de lo previsto, indicando que la temperatura está cambiando y por lo tanto se está alterando el ecosistema, no solo de México sino del mundo entero. Esto es sumamente preocupante, ya que según el biólogo Marcelo Rodrigo Pace, “si se producen diferencias en el momento de floración, afectará a todo el resto de la cadena que depende de que esta floración ocurra en un momento específico. Entonces, para el árbol, tal vez el efecto no sea tan grande como lo será para todos los demás seres y procesos que dependen de él”.
Es por esta razón y muchas más que debemos de luchar contra el cambio climático, ahorrando energía eléctrica y agua para reducir el estrés por el que está pasando la ciudad y el mundo, preservando así la biosfera y principalmente estos árboles tan icónicos y únicos en el paisaje de la ciudad.