En el año 2020 el mundo se detuvo por la llegada de una pandemia. Nunca imaginamos los estragos que dejaría. Perdimos amigos, familia, conocidos, negocios, empleos, pero sobre todo creo que a quienes más dañó fue a los jóvenes, quienes tuvieron que elegir entre morir de hambre o por Covid.
De acuerdo con datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), en México viven 31.2 millones de adolescentes y jóvenes de 15 a 29 años, de los que 10.8 millones son adolescentes entre 15 y 19 años.
La deserción escolar es un proceso de alejamiento progresivo que precisamente lleva a los adolescentes y jóvenes a abandonar la escuela en cualquier momento, ya sea culminando o no el grado que esté cursando. Sin embargo, existen diferentes tipos de deserción escolar:
1) Deserción precoz: Cuando un estudiante abandona el plan de estudios mucho antes de comenzar, a pesar de haber sido aceptado.
2) Deserción temprana: Se hace presente cuando el estudiante abandona la escuela, ya sea en los primeros años o semestres del plan de estudios al cual ingresó.
3) Deserción parcial: Es cuando el alumno se da de baja temporal, retomando el plan de estudios cuando se sienta seguro de volver.
4) Deserción total: Cuando el estudiante decide abandonar completamente la escuela sin intenciones de retomarla.
Existen también diferentes factores por los que el estudiantado decide abandonar la escuela: falta del recurso económico; por el apoyo familiar; ausencia de motivación, desadaptación e insatisfacción de expectativas; factores psicológicos, cuando mencionan que no tiene las herramientas necesarias a fin de enfrentarse a los diferentes escenarios que se pueden encontrar en el entorno escolar; alguna discapacidad; muerte de algún familiar; embarazo adolescente; que dentro de su entorno familiar haya personas adictas a alguna sustancia y, por consiguiente, también incluye al estudiante; discriminación o el bajo nivel de aprendizaje, entre otros factores.
Es un problema que nos atañe como ciudadanos, pero sobre todo a una sociedad en general. Hoy en día hasta para hablar de educación es un tema de privilegios, ya que no todos tienen la oportunidad de asistir a un aula, para forjarse no solo en contenidos académicos sino también como seres humanos.
El mundo en donde queremos que viva el futuro de México no depende solo de los maestros, porque esto es trabajo en conjunto con padres de familia y aquellos que tienen la oportunidad de legislar en favor de los ciudadanos. Es derecho humano, fundamental y constitucional. Por ello el tema de la educación debe ser prioridad en la agenda de todos aquellos que dedican su vida a servir, pues no podemos seguir teniendo niños, niñas, adolescentes y jóvenes fuera de las aulas.
De acuerdo con las últimas estadísticas del sistema educativo nacional que publicó la SEP, a quienes más afecta el problema del abandono escolar es al nivel media superior elevándose al 11.6%.
La Nueva Escuela Mexicana promete brindar calidad en la enseñanza, pero algunos de los retos que representa el sistema educativo son: rezago histórico, sentido de pertenencia a la escuela, reforzamiento de las capacidades y habilidades en la ciencia, las matemáticas y la comunicación, sin olvidar lo más importante: desarrollar el pensamiento crítico y analítico de los estudiantes, sembrarles la semilla del conocimiento y del hambre por saber.
Los maestros tienen el deber moral de hacer comprender a nuestros alumnos cuáles son los caminos que pueden conducirlos con mayor asertividad a un mundo más justo y menos violento, pero sobre todo a los cambios que serán necesarios para lograrlo.
Los estudiantes son la esperanza de hacer y de crear un mundo donde quepan muchos mundos.
Las opiniones vertidas en este texto son responsabilidad única y exclusiva del autor o autora.