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Los institutos literarios en México


Marco Antonio Ambrosio Vargas
Licenciado en Historia por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMex).

Uno de los antecedentes inmediatos de los Institutos Científicos y Literarios, que empezaron a surgir en México en el siglo XIX, fue el Instituto de Ciencias, Literatura y Artes. Esta institución sentó las bases de la creación de los futuros Institutos Literarios establecidos en nuestro país, además de que se encargaría de dirigir a estas nuevas instituciones educativas para el progreso de la sociedad mexicana: “Con fundamento en la Constitución federal de 1824 se creó el Instituto de Ciencias, Literatura y Artes, que tuvo una vida efímera y en realidad sólo estableció un precedente” (Rodríguez, 2010, p.15).

Los Institutos surgieron a la necesidad de establecer nuevas Instituciones educativas de nivel superior que sirvieran de contrapeso a las ya establecidas anteriormente por la corona española durante su largo periodo de control en la Nueva España. Estas instituciones no solamente se adoptaron en México sino en todos los países de América Latina.

El siglo XIX latinoamericano se distingue por el establecimiento de instancias que favorecen una nueva manera de estudiar. En algunos casos esto implicó renovar la importancia de espacios que ya existían en el pasado (las bibliotecas, por ejemplo); en otros, la innovación fue neta (academias teórico-prácticas, observatorios meteorológicos, boletines...) (Alvarado, 2016, p.394).

Institutos Científicos y Literarios retomaban algunas enseñanzas de los Colegios religiosos que tantas críticas le habían hecho los liberales mexicanos en el transcurso del siglo XIX, pero a la vez darían paso a la conformación de las futuras universidades públicas en el México del siglo XX. En los Institutos se reúnen, tanto los ideales del pasado heredado de la corona española, así como el ideal de progreso que se buscaba para la nación mexicana.

Los Institutos fueron establecidos debido a la influencia que ejerció la nueva clase media en ascenso en México, pero también porque su clase e influencia en la sociedad y en la política mexicana empezaba a aumentar. Uno de los objetivos de estas nuevas instituciones fue dar mayores oportunidades a los jóvenes de las clases más pobres de la sociedad mexicana. El apoyo a los jóvenes de la clase pobre permitiría que estos jóvenes defendieran los intereses de la naciente clase media mexicana y así quitarle poder a la religión como a sus instituciones.

Los Institutos literarios que se establecieron en México jugaron un papel fundamental en la educación superior, ya que sirvieron de punto intermedio entre la enseñanza de las primeras letras y la futura universidad, pero si el alumno no podía seguir estudiando, los conocimientos adquiridos en dicha institución le servían para conseguir un trabajo.

En términos generales, los institutos literarios fueron la institución educativa representativa del gobierno federal que, junto con los colegios, seminarios y los establecimientos privados que se comenzaron a abrir por entonces, transitaron entre la formación complementaria de los estudios primarios y la preparatoria para las universidades (López, 2007, p.48).

Los primeros Institutos creados en México fueron: “En la Primera República federal (1824-1835) se crearon institutos científicos y literarios en Zacatecas, Toluca, Chihuahua, Oaxaca y Jalisco; fueron renovados los colegios de Puebla y Guanajuato” (López, 2007, p.48).

La Constitución de 1824 que se promulgó en México, dio paso para que en toda la nación se diera camino a la creación de los Institutos Literarios, ya que esta Constitución, que era de corte liberal, apoyaría las propuestas de dicho grupo social a los cuales beneficiaría la creación de las nuevas instituciones.

Al amparo de esa disposición varios institutos fueron creados en los estados y comenzaron a funcionar de inmediato, como los de Oaxaca, Jalisco y Chihuahua, fundados entre 1826 y 1827, el del Estado de México, en 1828, el Literario y Científico Hidalguiano-Tamaulipeco, en 1830, y el Literario de Zacatecas, en 1832. Más adelante los de Coahuila (1838) y Veracruz, en Jalapa, Córdoba y el Puerto de Veracruz, entre 1843 y 1844 (López, 2007, p.48).

Todos los Institutos que se crearon en los diferentes estados de la República Mexicana para dar educación superior a los habitantes tenían una orientación y caracterización diferente, ya que respondían a los intereses de las élites locales de cada una de las entidades federativas, además de las demandas sociales a las que se quería dar respuesta por medio de estos nuevos establecimientos.


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