Texto publicado originalmente en ¡Goooya!, Número 8 Enero-Marzo 2023 (año III); editado por el Programa Universitario de Estudios sobre Democracia, Justicia y Sociedad (PUEDJS) de la UNAM.
Link: https://puedjs.unam.mx/goooya/no-tengo-hambre/
Si no es tu cuerpo, ¡no opines!, en lugar de hacer un bien puedes hacer un mal
Es sencillo caer en un trastorno alimenticio, pero muy difícil salir de él. Tenemos la idea de que los TCA (Trastornos de la Conducta Alimentaria) afectan principalmente a mujeres adolescentes, pero esa creencia es totalmente errónea. Los trastornos alimenticios afectan igual a hombres y a mujeres de todas las edades.
Actualmente la apariencia física es muy importante, tenemos miedo de ser rechazados por nuestro peso, por nuestra estatura, ¡por todo! Le damos a la sociedad el poder de evaluarnos y de dar una opinión sobre nosotros y es en ese momento que empezamos a creernos lo que nos dicen: “¡Cómo que subiste de peso!” “¿Te vas a comer todo eso?”.
Aceptamos las opiniones de los demás y nos las apropiamos. “¿Será que si subí de peso?”, “Tiene razón mi amiga”; y dejamos de comer poniendo pretextos: “Comí mucho hace rato, mejor no ceno”, “no tengo hambre”, cada día tenemos un pretexto diferente.
Después de un tiempo empiezan a llegar los halagos: “¡Qué bien te ves!”, “¡Qué bueno que bajaste de peso!” “¡Ves como sí te hacía falta dejar de comer!” y ser así aceptados por los demás nos pone tan felices que seguimos realizando esas acciones, pero pasan las semanas y los comentarios negativos vuelven a llegar “¡Como que bajaste mucho de peso!” “¿Qué, no comes?” “¿No te sientes mal?” Y en esa lucha de complacer a los demás los únicos perjudicados somos nosotros.
El cuerpo nos comienza a alertar de que algo sucede: tenemos mareos, debilidad, cansancio, cambios de humor, intolerancia al frío, colitis, estreñimiento, entre muchos otros síntomas. Empezamos a buscar ayuda con nuestros padres o una persona de confianza.
Luego nos llevan al médico, realizan el diagnóstico y nos enteramos de que tenemos un trastorno de alimentación. Así te das cuenta de que no solamente pasa en las series o películas; es algo que puede ocurrirnos a todos y en cualquier momento.
Durante la rehabilitación nos damos cuenta de que nos hubiéramos evitado todo eso si no le diéramos importancia a los comentarios de los demás, si simplemente los esquivamos y continuamos con nuestra vida.
Recuerda: ¡Tú eres una persona valiosa! ¡Tú eres lo más hermoso del mundo! Estás aquí para cumplir tu misión de vida, no dejes que comentarios tontos te afecten.
Recuerda pensar antes de hablar, pregúntate si lo que vas a decir va a beneficiar o, al contrario, va a perjudicar a alguna persona. Enfócate en ti, deja de dar opiniones innecesarias a los demás.
Si no es tu cuerpo, ¡no opines! En lugar de hacer un bien puedes hacer un mal.
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