/ Pluralidad


news

Nuestra humanidad


Santiago Tenorio Figueroa / Universidad Panamericana

En la época de Jesús, él decía en una de sus enseñanzas: “Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39).

¿Qué podemos concluir de esta frase tan poderosa? 

El ser humano es un animal en sus aspectos biológicos e instintivos; la ciencia, la psicología, la biología, entre otras ramas de la ciencia, soportan esa teoría de que somos animales racionales en su totalidad. 

De lo anterior nos quedan dos cuestiones: ¿Es en totalidad cierto ese argumento mencionado? ¿Somos como un león o como un tigre? 

Por el lado de la ciencia se podría respaldar el argumento en una medida. Tenemos una columna vertebral, dos pulmones, piernas, un cerebro, dos ojos, pero lo que según se dice es que nosotros pensamos y tenemos razón, pero nunca nos aleja de una yuxtaposición entre el ser humano y “la bestia”.  

La problemática aquí está en meternos en la caja de los animales. ¡Claro! Son parte de nuestro mundo y son merecedores de protegerse, pero hay varias legislaciones en las que se equipara al animal con el humano, o hasta el hombre se rebaja para darle una visión a priori al animal. 

Finalmente, y analizando que el ser humano es muy similar en muchos aspectos, ¿qué es lo que nos hace diferente a ellos? No hay que caer en romanticismo hacia el hombre ya que tiene aspectos negativos y que manchan lo que debería de ser, pero en sentido contrario de lo mencionado, el homo sapiens sapien ¿qué es y qué lo hace único? 

Somos personas, somos seres, somos solidarios por naturaleza. Nuestra diferencia con los animales principalmente es que nos debemos de amar uno a los otros sin importar nuestras diferencias en pensamientos, nuestros intereses. La visión no es apoyar al rico, o al que piensa como tú, la idea principal es apoyar a quien sea, es darle la mano sin importar su estatus social.  

Jesús es de los primeros en enseñarnos esa idea. Si se es creyente o no se comparte el punto de vista del catolicismo, Jesuscristo busca ayudar a todos, no importa quién era, si era a un mendigo, enfermo o millonario. Él trataba a todos por igual. Él no veía distinciones de clases. 

“Pero yo les digo: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen” (Mateo 5:44), ¿por qué odiar a alguien, por qué maldecir al que causó daño?, es lo mismo que se señala en el párrafo anterior. Hay que amarnos unos a otros, no importa lo que haya sucedido, no hay que odiar a nadie, sólo ayudar a los demás.   

E igual, a la gente que comete errores o causa daños no hay que castigarla como a un animal, hay que perdonarlas. Son seres humanos, no son demonios, no son Satanás que lo hagan con malicia, es sólo gente que no sabe lo que hace, pero a final de cuentas somos humanos y todos cometemos errores. 

Eso nos debe diferenciar de los animales: nuestra amabilidad, no odiar por cosas banales, ayudar a quien sea sin importar el pasado, solo ayudar y ser mejor persona siempre, buscar ser solidario con todos. Aunque no seas creyente o lo seas, seguir a la figura de Jesús como uno de los pocos humanos que han seguido esa idea. Nos diferencia de las bestias nuestra amabilidad y apoyo entre humanos. 

Las opiniones vertidas en este texto son responsabilidad única y exclusiva del autor o de la autora.


Notas relacionadas