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Nuestra voz, el arma más poderosa


Emma Fernanda Borrayo Montaño / Coordinadora Nacional de Empoderamiento de la Mujer en Juventud Real

“La democracia no es una meta que se pueda alcanzar para dedicarse después a otros objetivos; es una condición que sólo se puede mantener si todo ciudadano la defiende”. Rigoberta Menchú.

Una de las bases de la democracia busca que las personas tengan el poder de decidir. Proporciona el medio natural para la protección y la realización efectiva de los derechos humanos. De acuerdo con la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas, entre los elementos fundamentales para que haya democracia se encuentran: separación de poderes, independencia del poder judicial y transparencia y responsabilidad en la administración pública (Naciones Unidas, 2022).

En la mayoría de las democracias esto se ha mostrado en la división de poderes; tradicionalmente son tres. Dividir las funciones del Estado en Ejecutivo, Legislativo y Judicial fue clave en el desarrollo de democracias de calidad porque esta distribución de funciones y competencias hace más eficaz las acciones de un gobierno.

Durante los últimos 40 años, en México se han cometido una serie de abusos de poder público por parte de los titulares del Ejecutivo. Recientemente, estos se han cometido en contra de los diferentes contrapesos al ejercicio de poder, entre los que se encuentran la sociedad civil, la prensa, el poder judicial y las instituciones autónomas.

El ataque sistemático a los órganos constitucionales autónomos atenta contra la democracia y el Estado de Derecho, disminuyendo la confianza en las instituciones y conduciendo hacia el establecimiento de un régimen autoritario.

El abuso de poder de las autoridades es una de las características comunes entre los gobiernos que carecen de contrapesos efectivos y está presente principalmente en aquellos que son autoritarios.

De acuerdo con la socióloga Julieta Castellanos, se comete cuando los funcionarios toman decisiones que sobrepasan los límites del poder que les otorga la ley. Cuando estas prácticas se producen en los regímenes democráticos, evidencian la debilidad institucional y del Estado de derecho, mediante él se pueden cooptar los diversos contrapesos de poder (Castellanos, 2007). Así pues, es de suma importancia fortalecer la autonomía de las instituciones para dificultar que los dirigentes se aprovechen del puesto que ocupan para recibir beneficios personales.

Asimismo, el abuso de poder se puede observar en la omisión de tareas u obligaciones con las que cuenta un órgano autónomo o rama del poder. El 3 de mayo de 2021, la línea 12 del Metro de la CDMX se desplomó, dejando 26 muertos y decenas de heridos (Trejo, 2021).

Esta tragedia fue un efecto del descuido y negligencia de diversas autoridades gubernamentales, quienes, por otros intereses, omitieron tareas de suma importancia. La negligencia e inacción de funcionarios y ramas gubernamentales debilita la confianza que tiene la ciudadanía hacia el Estado, especialmente si se habla de abandono y negligencia de servicios públicos, ya que estos tienen relación directa con el bienestar de los ciudadanos. La negligencia debilita a las instituciones del Estado y la relación que se tiene con la ciudadanía.

Para promover el desarrollo y fortalecer la democracia de un país debe haber fortaleza institucional. El politólogo Felipe Alpízar Rodríguez expresa que el mayor riesgo del debilitamiento institucional es el autoritarismo que da paso a que el uso de poder sea totalmente discrecional y, como consecuencia, el ejercicio democrático se verá afectado. Además, la debilidad institucional hace distante la relación entre la ciudadanía y los gobernantes porque suponen pérdida de confianza de la población (Alpízar, 2017). Así pues, la ciudadanía también es una parte importante para fortalecer y defender las instituciones, dado que funge como observadora y tiene la capacidad de exigir que haya rendición de cuentas.

Defender a las instituciones no es tarea de unos cuantos, es de todos. Los órganos autónomos como el Instituto Nacional Electoral protegen y hacen valer la participación ciudadana. Ésa es una de las armas más poderosas e invaluables con las que contamos como ciudadanas y ciudadanos. Garantiza que nuestra voz sea escuchada y que el poder no se concentre en unos cuantos.

Sigamos alzando la voz en favor de que nuestro país avance y no retroceda en la lucha para que las voces de todos sean escuchadas, para que sigamos teniendo el poder de decidir, para que las autoridades sigan rindiendo cuentas, para que el uso de poder no sea discrecional, y para que sigamos avanzando en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.

Las opiniones vertidas en este texto son responsabilidad única y exclusiva del autor.


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