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Para acabar con la desigualdad se necesitan reformas tributarias


Alberto Báez Jiménez/ Economía/ ITAM

El día de ayer María cobró su salario como personal de limpieza. Ella va a la tienda a comprar comida para la semana. Al llegar a la caja no le alcanza el dinero para comprar todo. “La semana pasada compré lo mismo y sí me alcanzó”, piensa María, mientras deja parte de lo que quería llevar.

Regresa a su casa y enciende la televisión; están entrevistando al dirigente de su país. María escucha que reducirán impuestos a las grandes empresas para incentivar la inversión y así salir de la crisis. María cambia de canal, ahora observa una emisión especial de multimillonarios tomando el sol en yates de lujo. Ella se pregunta: ¿por qué les van a cobrar menos impuestos, si ellos son quienes tienen más?

La respuesta a la pregunta de María se podría adecuar a la teoría del “goteo”: gravar impuestos bajos y beneficios altos para unos pocos beneficiará a todos. Esta teoría carece de evidencia; sin embargo, impera en las mentes de aquellos que gobiernan al mundo desde el siglo pasado.

El problema que resulta de esa idea es la creciente desigualdad: la riqueza de los multimillonarios ha crecido exponencialmente a la par que los gobiernos del mundo han reducido impuestos a las grandes fortunas.

Hoy en día la brecha de desigualdad es más amplia que nunca. Cabe citar que en los últimos diez años el 1 % más rico ha acaparado más del 50 % de la riqueza global generada. Entonces, el problema no es que no haya generación de riqueza, sino que está terriblemente distribuida. Sistemáticamente la brecha crece porque se socializan las pérdidas y se privatizan las ganancias.

Este problema se arrastra desde las épocas coloniales, pero a medida que la empresa de generar riqueza se ha tecnificado, es cada vez más alarmante. La pandemia de COVID-19 de 2020 vino a complicar más el panorama porque evidenció la ambición desmedida de empresarios capaces de utilizar una emergencia sanitaria para su propio beneficio, de ahí que, en 2021, los sectores de la alimentación y la energía han roto récords históricos de beneficios y son capaces de pagar dividendos exorbitantes a sus acaudalados accionistas y propietarios multimillonarios. La desigualdad en la distribución de la riqueza aumentó desde 2012 y la pandemia de 2020 acrecentó la brecha entre ricos y pobres.

Para aterrizar la situación, se sabe que entre 2014 y 2018, Elon Musk, uno de los hombres más ricos del mundo, tributó a un “tipo impositivo real” de tan solo 3,27%; mientras que Aber Christine, una comerciante del norte de Uganda, paga en impuestos el 40 % del total de sus ingresos.

Ahora bien, ¿qué se puede hacer para reducir la desigualdad? La alternativa que logra redistribuir la riqueza, al reducir el número de multimillonarios y disminuir las fortunas bestiales acumuladas por el 1% de la población, es gravar a los más ricos.

¿En qué consiste? Principalmente se trata de imponer impuestos sobre la rentas del trabajo y del capital del 1% más rico de la población hasta el 60% y en algunos casos hasta el 70%, esto para que a la larga se establezca un umbral de ingresos máximos relativos que contribuyan a la igualdad económica.

Por otro lado, se busca gravar la riqueza, de tal forma que sea posible su redistribución gradual y progresiva, así como reducir el número de multimillonarios. Dentro de las medidas se debe considerar una tasa impositiva progresiva en el tiempo, además de gravar sucesiones y herencias, con tasas más altas para las grandes fortunas. En caso de no tomar medidas contundentes y progresivas, la brecha de desigualdad seguirá aumentando.

Aún estamos a tiempo para que los gobiernos recurran a políticas fiscales que verdaderamente ayuden a la población que gobiernan. Que los más ricos sigan acumulando riqueza al margen del empobrecimiento de la mayoría es algo que debe terminar.

Hacer que los más ricos paguen más impuestos es una alternativa real y asequible para disminuir el problema de la desigualdad económica.

Las opiniones vertidas en este texto son responsabilidad única y exclusiva del autor o de la autora.

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