La salud mental es un aspecto crítico del bienestar general, especialmente durante la infancia y la adolescencia. Es importante destacar que en México esta población es especialmente vulnerable debido a una serie de factores sociales, culturales y económicos.
Por un lado, la exposición constante a la violencia, el abuso y la discriminación pueden generar traumas y estrés postraumático. Asimismo, la falta de recursos y de políticas públicas que promuevan el acceso a servicios de salud mental de calidad solamente agrava esta problemática.
La adolescencia es una etapa de grandes cambios en los que la autoestima, las relaciones sociales, la identidad y los proyectos de vida están en constante cambio y pueden generar conflictos internos.
Es importante considerar que, en muchas ocasiones, los trastornos mentales que se presentan en las infancias y adolescencias no reciben la atención ni el tratamiento adecuado. Esto puede tener graves consecuencias tanto a corto como a largo plazo, por ejemplo, la perpetuación de la muerte autoprovocada, la deserción escolar, la adicción a drogas, la comisión de delitos, trastornos de conducta, participación en el crimen y demás problemas sociales.
Es importante señalar que no todas las personas que experimentan violencia durante su infancia o adolescencia cometen delitos. Muchos individuos logran superar estos desafíos y construir una vida sana y exitosa, incluso después de haber enfrentado la violencia.
En cualquier caso, es importante tomar medidas para prevenir la violencia en la infancia y abordar las necesidades de aquellos niños que puedan haber sido expuestos a ella. Esto incluye brindar servicios de salud mental, apoyo psicológico y recursos adecuados para ayudar a niños y jóvenes a desarrollar habilidades de afrontamiento y adaptación saludables.
También es importante proporcionar recursos y herramientas para ayudar a los padres y cuidadores a criar a sus hijos de manera segura, amorosa y sana. En resumen, una detección y tratamiento temprano pueden marcar la diferencia en la vida de los niños vulnerables y evitar problemas en su desarrollo emocional y su conducta.
Por lo tanto, es fundamental aumentar el acceso a servicios de salud mental de calidad y desarrollar programas preventivos en conjunto con la comunidad, a fin de mantener una buena salud mental y bienestar emocional desde la infancia y adolescencia. Los padres, educadores y profesionales de la salud deben trabajar juntos para garantizar que los niños y jóvenes tengan acceso a los recursos necesarios para cuidar su salud mental y crecer sanos emocionalmente.
Sin embargo, esto no es una tarea que solamente le concierne a la sociedad, sino que es necesario fomentar políticas públicas que promuevan la salud mental para mejorar la calidad de vida de la población en general. Esto implica tanto mejorar el acceso a los recursos y servicios de salud mental, como también trabajar en la prevención y difusión de información sobre la salud mental y el bienestar emocional.
Entre las posibles políticas públicas se pueden incluir:
1. Acceso a servicios de atención de salud mental de calidad y que no falten profesionales para atender la demanda.
2. Crear programas preventivos en todas las etapas de la vida (infancia, adolescencia, adultos y envejecimiento) que promuevan la educación emocional, la resiliencia y el autocuidado, que pueden reducir la incidencia de problemas relacionados con la salud mental.
3. Trabajar en la prevención y atención de factores de riesgo asociados con problemas de salud mental, como la violencia, la discriminación, el acoso y la exclusión social.
4. Ampliar y mejorar la accesibilidad de los servicios de salud mental, tanto en términos de disponibilidad y ubicación geográfica como de costos, ya que ello facilita el acceso de más personas a estos servicios.
En definitiva, al fomentar políticas públicas de salud mental, las comunidades se vuelven más sanas y fuertes, emocionalmente, lo cual se traduce no solamente en una mejora de la calidad de vida de las personas, también en un mejor desempeño económico, educativo y laboral.
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