Algunos presidentes en la historia democrática de México han impulsado reformas electorales para el perfeccionamiento de esta materia a nivel federal, sin embargo, lo que se propone ahora es absurdo y soslaya la honestidad democrática de México.
Esta semana se prevé la discusión en la Cámara de Diputados de la Reforma Electoral enviada por el presidente Andrés Manuel López Obrador. En su opinión, el proyecto de reforma es para que existan elecciones limpias y que nunca más haya fraudes.
Lo que plantea el presidente son cambios a 18 artículos de la Constitución. Entre ellos, la desaparición del Instituto Nacional Electoral para, a su vez, crear el Instituto Nacional de Elecciones y Consultas (INEC), que estaría integrado por siete consejeros y no por 11, como actualmente sucede con el INE.
Si bien la Cámara de Diputados designa a los consejeros electorales, con la reforma planteada sería para consejeros y Magistrados Electorales mediante voto popular, el primer domingo del mes de agosto y siendo los candidatos postulados por los Poderes de la Unión.
Es ilógico que los especialistas en materia electoral sean elegidos por voto popular. Ante esto me surge una pregunta: ¿Qué cantidad de la población mexicana es experta en materia electoral para poder votar por el mejor? ¿Serán realmente neutrales los consejeros votados o serán “amigos” del partido en el poder? En esa última interrogante me viene a la memoria cómo fue la designación de la presidenta de la CNDH, que es amiga de Morena y no neutral, como debería ser.
Otra de las peticiones que hace el presidente en su reforma electoral es completamente manipulable, ya que plantea la reducción al 33% de participación ciudadana para que la Revocación de Mandato sea vinculante. Al día de hoy es necesario el 40% de participación de la lista nominal de electores.
El presidente fue partícipe de que ni si quiera se logró el 10% de participación, ¿para qué reducirla si es completamente manipulable el presidente?
Otra propuesta es el voto mediante plataforma electrónica; a simple vista no está mal, sin embargo y no es por meter mala “onda”, pero recordemos quién estuvo detrás del fraude del 88, siendo esa ocasión cuando fue la “caída del sistema”. En ese momento fue votación tradicional (boleta), ahora, con plataforma electrónica, esperemos que no, pero sería más fácil hacer “trampa” si se tiene el poder y los recursos del Estado.
Tenemos que pensar en lo que sería mejor para México. Personalmente pienso que es una reforma que sería más perjudicial que benéfica para la democracia que tanto ha costado forjar en México.
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