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SIN EL INE NO HAY MÉXICO


Iván A. Rodríguez Velázquez

Es cierto que la sociedad mexicana lleva enojada muchos años con quienes nos representan y con justa razón. No hemos tenido funcionarios empáticos y capaces resolviendo demandas de la ciudadanía y la corrupción consolidándose en niveles estratosféricos.

Además, se han orquestado exitosas campañas mediáticas y en redes sociales que han jugado con los sentimientos y emociones de la ciudadanía para hacernos creer que México era un país en donde todo estaba mal e íbamos en dirección incorrecta al progreso y desarrollo.  

Si bien cometieron muchos errores todas las ideologías que nos han gobernado, incluso la actual, hay que reconocer que no todo estaba o está mal y que no todos los mexicanos son iguales. Después de que en 2018 el Instituto Nacional Electoral (INE) reconoció el triunfo de mi paisano, el presidente López Obrador, y además se caracterizó por organizar elecciones transparentes y con mucho compromiso, ahora desde Palacio Nacional viene un duro golpe, una reforma electoral que principalmente busca tres cosas: refundar el INE, recortar el número de legisladores y cortar el financiamiento público a los partidos políticos. La idea es que esté lista y sea votada a finales de noviembre en las fechas del mundial para que pase lo más desapercibido posible. ¿Cómo ven? Buena estrategia.  

Una encuesta que el propio INE realizó de manera telefónica reveló que son más los ciudadanos que están de acuerdo en que esto suceda, mostrando que 9 de cada 10 mexicanos apoyan recortar el dinero a los partidos políticos y disminuir el número de legisladores y es que, vayamos a los hechos: ¡nadie cree en los partidos políticos! Menos en sus diputados y senadores, son los peores evaluados siempre. 

Sin embargo, seamos honestos, el Poder Legislativo es necesario para ser contrapeso al Poder Ejecutivo y que las decisiones que por capricho quiera tomar desde Palacio Nacional cualquiera que sea el partido que nos gobierne, no nos afecten a millones de mexicanos. 

El verdadero objetivo de la democracia es representar y representar significa que todas las voces, todas las creencias y todas las causas sean escuchas y atendidas en la casa de todos los mexicanos: el Congreso de la Unión y esta reforma electoral lo único que busca es poner la autoridad electoral al servicio del Estado y que sólo se represente en San Lázaro una “mayoría”.  

México no necesita más duros golpes rumbo a la dictadura perfecta, necesita funcionarios chambeando, legisladores representando, ciudadanos participando y un INE cuidando nuestra democracia. Si cada quien estuviera haciendo lo que le corresponde no estaríamos sumergidos en uno de los peores estancamientos que hemos tenido.  

La reforma electoral es sumamente peligrosa, de ella depende el futuro del México que hoy conocemos. Queridos legisladores: ¡confiamos en ustedes! 


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