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Leyes surgidas de la Independencia


Aída Espinosa Torres

La Independencia de México fue un movimiento bélico y político que duró aproximadamente 11 años, desde su nacimiento, el 16 de septiembre de 1810, hasta su consumación, el 28 de septiembre de 1821, cuando se firmó el Acta de Independencia, la cual reconoce a México como un Imperio Independiente, término que, tras la muerte del emperador Agustín de Iturbide, cambia, y en vez de Imperio se le denomina República.

El primer cuerpo normativo de los Estados Unidos Mexicanos:  La Constitución Federal de 1824, surge tras la culminación de estos eventos. En ella se respeta la autonomía de los estados, pero en el aspecto tributario los ingresos se compartían, esta Constitución fue abolida en dos ocasiones: en 1836 y en 1844; sin embargo, se instauraron buena parte de sus principales postulados en la Constitución de 1857.

La Guerra de Independencia y Las Siete Leyes

En el año de 1836 los grupos centralistas y federalistas pugnaron por una mejor repartición de poderes para los estados; tras la victoria del grupo centralista se instauró lo que se conoció popularmente como Las Siete Leyes. En este periodo se fundaron las bases constitucionales para la operación de la República y fueron decretadas por el Congreso general de aquel momento.

Las Siete Leyes establecieron las bases de una República centralista; se contempla un apartado especial sobre los derechos y obligaciones de los mexicanos y habitantes de la República, que en su parte esencial reconocía los derechos del nacionalidad, igualdad, libertad, propiedad, seguridad jurídica y derechos políticos; sin embargo, hasta ese momento no se reconocía el derecho de libertad de culto y se instauraba a la religión católica romana como el credo obligatorio.

La lucha armada

Previo al levantamiento armado en Dolores Hidalgo, existieron brotes de insurrección y conspiraciones en diferentes puntos del país. Se distribuían panfletos en donde se difundían noticias sobre la resistencia española ante la invasión francesa y los actos independentistas de los vecinos del norte. Con la invasión francesa se destituyó al rey Fernando Vll, situación que trajo como consecuencia el debilitamiento de la corona en las colonias del Nuevo Continente.

Esta situación fue aprovechada por las élites americanas para proclamar su inconformidad y desobediencia al rey impuesto, dando paso a la Independencia. Entre los promotores de esa soberanía nacional surgió Francisco Primo de Verdad, síndico del Ayuntamiento de México, quien exigió ante el virrey José de Iturrigaray un congreso que asumiera el mando de Nueva España a nombre de Fernando VII, pero los peninsulares interpretaron esta exigencia como un desacato a la ley y a la autoridad y depusieron tanto al virrey Iturrigaray como a Francisco Primo de verdad y a los demás “conspiradores”.

Meses más tarde se organizó la Conspiración de Querétaro, que tenía como propósito reunir una junta de gobierno a nombre de Fernando VII. Así, de exigir el retorno del rey, los inconformes pasaron a realizar diversas exigencias sociales, como la abolición de la esclavitud. Todo este movimiento tomó impulso y estalló la lucha en forma anticipada el 16 de septiembre de 1810.

Fue Miguel Hidalgo quien tomó el mando de la rebelión proclamando a Fernando VII como legítima autoridad. Los insurgentes tomaron la plaza de San Miguel, El Grande, posteriormente se desencadenaron una serie de luchas y batallas como la sangrienta toma de la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato, y la toma de Valladolid, Michoacán, en donde, el 19 de octubre, Hidalgo decretó la abolición de la esclavitud y el pago de tributos.

Cerca de la capital, las tropas de Miguel Hidalgo vencieron a los realistas, el movimiento se extendió y aparecieron otros personajes como José María Morelos, quien, después del fusilamiento de Miguel Hidalgo y Allende en 1811, tomó el mando y propuso un congreso en Chilpancingo en donde dio a conocer su ideario Sentimientos de la Nación.

En 1815 Morelos fue tomado prisionero y fusilado en San Cristóbal, Ecatepec. La lucha popular estaba perdiendo fuerza. Francisco Javier Mina y Fray Servando Teresa de Mier planearon un desembarco en México para impulsar la lucha insurgente, pero fracasaron. La figura que se sostenía ante este panorama fue Vicente Guerrero, quien, mediante la táctica de la guerrilla, controlaba la región montañosa del sur.
Este movimiento armado fue, sin embargo, reducido a la guerra de guerrillas hacia 1820 y casi a la dispersión, hasta que, con la proclama de la Constitución de Cádiz, ese mismo año, se trastocó la posición de las élites locales que, hasta entonces, habían apoyado al Virrey.

En aquel tiempo el clero y la aristocracia de Nueva España apoyaron abiertamente la causa independentista y, dirigidos por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, unificaron los esfuerzos de lucha rebelde bajo una misma bandera en el Plan de Iguala de 1821. Ese mismo año se consumaría la Independencia mexicana, con la entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México el 27 de septiembre.

En 1821 la mezcla de guerrillas y milicia del Ejército Trigarante, comandado por Agustín de Iturbide y Vicente Guerrero, realizaron la entrada icónica a la Ciudad de México. En ese momento hubo un cambio social y político de la mano del establecimiento del Estado mexicano; se configuró el inicio de una entidad independiente del Imperio Español.

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