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Ante la crisis del agua: cambiar la estrategia


Aída Espinosa Torres

En 1922 se registró en Ciudad de México una de las sequías más grandes en la historia del país. Un día, después de años de funcionamiento, el sistema de distribución de agua que permitía a los habitantes tener agua potable con solo girar la llave, falló. Los motores eléctricos que ponían en marcha las bombas de la planta de la Condesa se habían mojado, provocando desabasto del líquido. El agua almacenada sólo proveería a la población por un par de horas al día.

Los diarios de la época reportaron que esta sequía causada por un error humano desató una crisis que dejó en las calles decenas de muertos y heridos. Provocó que muchos se arremolinaran en las tomas de agua, intentando abrirlas por la fuerza. “Otros se encaminaban hacia canales infestos de donde extraían un líquido turbio que luego vendían a precios increíbles”. Caos total, violencia en las calles, gente enardecida reclamaba afuera del ayuntamiento: “¡Agua, agua!” “¡Abajo el Ayuntamiento!”, lanzaban piedras e iniciaron los disparos.

El agua no es un recurso

“Mientras sigamos utilizando el agua como recurso no habrá ni tubo o bomba que alcance ni acuífero que soporte”, dijo terminante el arquitecto y experto en temas urbanos y medio ambientales, Valente Souza, durante el reciente curso que impartió el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados a propósito del Día Mundial del Agua (22 de marzo). Se tituló “El agua en México: nuevas aristas de un debate siempre actual”, en el que se analizaron los temas: disponibilidad y abastecimiento del agua en el país, comprender los desafíos sociales e identificar alternativas de acción.

El especialista indicó que se requiere cambiar de enfoque sobre el tema, porque mientras se mantenga el concepto del agua como un recurso y no como un ciclo natural, seguirá habiendo un problema grave. El ciclo del agua es el que importa, agregó.

No debemos olvidar que el Valle de México es una cuenca que se asemeja a una esponja gigantesca, además, como se ha registrado, la zona sur es donde más agua se tiene porque ahí están los bosques y se genera más precipitación.

Recordemos que “el agua que se evapora de los mares es con la que se recargan los acuíferos y si no tenemos bosques que enfríen la superficie, no hay forma de que se recarguen.

Lo que pasó en el Cutzamala es que se fueron agotando los ecosistemas porque no se ve como un ecosistema sino como un recurso. Si no gestionamos el bosque no habrá agua”, advirtió.

Estrés hídrico. Las peores cifras de la historia

La calidad, cantidad y frecuencia siguen siendo los desafíos. Al abordar este complejo problema se plantean las siguientes preguntas: ¿Cuánta agua tenemos? ¿De qué calidad es? ¿Existen suficientes leyes que normen la forma de usarla? ¿Falta regulación y control?

El agua está vinculada al problema de la sequía a nivel mundial, por ello su disponibilidad ha cambiado en los últimos 50 años y se incrementará, afirmó el doctor en Planeación Urbana por la Universidad de Montreal, Canadá, Felipe de Alba Murrieta. Es investigador en Ciencia de Datos e Inteligencia Artificial.


Al 30 de abril de 2022, las áreas del país con sequía abarcaron 55.19 por ciento del territorio, lo que representa 1.94 por ciento en comparación con la cifra registrada al 15 de abril del año anterior.

Otro de los problemas es la contaminación y la sobreexplotación del agua. En meses anteriores, la región centro y el norte del país sufrieron esta escasez debido al aumento de las sequías. Para el 2030 la disponibilidad anual per cápita descenderá a 3 mil metros cúbicos anuales por habitante.

Desde hace 50 años empezó el problema de la falta de agua, situación que ha ido incrementando. En 2019 había 157 acuíferos sobreexplotados de un total de 653, pero en 1975 sólo había 32. Las 2010 presas tienen un déficit del 50 por ciento y constantemente está disminuyendo.

El Valle de México se ha establecido sobre un territorio donde, primero se desecan los lagos, después falta agua y luego se empieza a traer de otros acuíferos y a explotar más regiones del país.

En 2020 se hablaba de que el Sistema Cutzamala tenía 70.2 por ciento de su capacidad, en 2021, 71.2 por ciento y al 15 de enero de 2024 contaba con el 40.7 por ciento. El colapso potencial o día cero se estableció, incluso por los medios, el 26 de agosto de 2024. Esto, dentro de una ciudad que tiene 40 por ciento de fugas en su red de abasto.

Apuntó que, según la Conagua, 59.1 por ciento del agua superficial de México está contaminada y sólo 26 por ciento de los sitios de agua es aceptable, por lo que nuestro país se ha convertido en una de las 25 naciones del mundo con mayor estrés hídrico debido a que más de 50 millones de personas enfrentan escasez.

Aseveró que la falta de agua origina afectaciones sociales de alto impacto y repercusiones mediáticas. De toda el agua disponible sólo el 17 por ciento va al abastecimiento público y el 76 por ciento es para la industria agrícola, ganadera y acuacultura, mientras que 4 por ciento es destinada a las termoeléctricas y 5 por ciento a la industria autoabastecida como la azucarera, petrolera, del papel o celulosa.

Parte de los ajustes que el Estado mexicano deberá hacer es a partir de la Ley General de Aguas, que sigue en discusión desde el 2012, y en la que se deberán incluir varios de los puntos que se han reflexionado.

Karina Kloster, investigadora del Conahcyt (Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías) quien, actualmente coordina una plataforma informática sobre Sistemas de Información sobre Agua y Cuencas en México, señaló que este no es un problema nuevo, pero tampoco se ha corregido. Lo que es nuevo es el paradigma de conocimiento y construcción de saber, afirmó.

El problema del agua se debe a la falta de coordinación entre las distintas instancias públicas y de gobierno que manejan el tema; no hay comunicación para que se tenga intercambio de datos que definan la realidad respecto de esta crisis. Falta personal capacitado, hay insuficiencia de financiamiento y los marcos legales son ineficaces, entre otros problemas, adujo.

La sequía en el Valle de México ha sido recurrente a lo largo de la historia, por ello, llegar a tener mejores prácticas en la gestión del agua es un pendiente, más que necesario, vital.

No es tema nuevo el desabasto o el suministro de agua; tampoco las sequías o la calidad del líquido y la sobreexplotación. Sin embargo, las crisis significan la oportunidad de rectificar y tomar acciones urgentes a fin de preservar los recursos hídricos y enfrentar los desafíos del cambio climático. 



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