El primer contacto en serio que tuve con la filosofía griega fue en mis tiempos de formación universitaria en el ITAM, donde estudié economía. Yo sé que suele tenerse una opinión a veces adversa de esta universidad por ser de alguna manera como una suerte de semillero de pensamiento liberal o neoliberal, sin perjuicio de lo cual –y dejando la historia del ITAM para otra ocasión no muy lejana, pues desde luego que tiene su interés– nadie puede escatimarle el rigor científico, docente y metodológico en todo su sistema de enseñanza, tal como me fue posible a mí constatar durante mis estudios de tronco común y estudios generales, por los que todo estudiante de cualquier carrera, debe pasar.
La razón por la que debemos descarbonizar la economía cuanto antes es muy sencilla. Los gases de efecto invernadero (principalmente dióxido de carbono y metano) atrapan el calor, lo que hace que aumente la temperatura promedio de la superficie de la Tierra. Cuantos más gases hay, más sube la temperatura, aumentan los riesgos, pero también las oportunidades.
El presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados, Sergio Gutiérrez Luna, recordó que la función primordial de las y los legisladores es velar por el interés superior del país y de los ciudadanos mediante la aprobación de reformas, leyes o reglamentos que propicien el desarrollo nacional y el bienestar de la población.
Ha corrido mucha tinta para argumentar que el abstencionismo es un síntoma inequívoco de un régimen democrático enfermo. Puede ser. Pero también son plausibles otras interpretaciones respecto de si este fenómeno se contextualiza en procesos electorales específicos. Vayamos, como dice la canción, despacito.