El contexto social del país evoluciona rápidamente, por lo cual, la actualización de la legislación se presenta como un reto cada vez más complejo para el Órgano Constitucional del Estado que ostenta la representación popular y es el generador de las normas con rango de ley. Sin embargo, este reto también se presenta como la oportunidad para que México sea un país mucho más equitativo entre géneros.
Un legislador que forma parte del sistema de parlamento bicameral es un representante del pueblo y debe tener la vocación de ayudar y envolverse en la situación actual del país. Tener una buena comunicación con los ciudadanos es importante, pero no sólo hay que escuchar a la gente, sino actuar.
Las Relaciones Internacionales han evolucionado como resultado de un proceso complejo de globalización que interrelaciona a Estados y Naciones, forzando a una reestructuración sobre los procesos de reforma y nuevos equilibrios del mundo. Es por ello que reducir la creación de política exterior a una sola institución, considerando que sólo de ella emanan los lineamientos para la construcción de un posicionamiento nacional que se ve reflejado en el marco de la sociedad internacional, encapsula su mismo progreso.
A lo largo del tiempo hemos visto cómo funcionan los “Poderes de la Unión”, siempre buscando que exista el modelo de pesos y contrapesos, en donde se fundamenta que el poder, en todo momento, para tener un mejor funcionamiento y eficacia debe de dividirse. La Constitución Federal de 1824 fue la primera Carta Magna que nos presentó el modelo de la propia división de poderes en su artículo sexto, que establece que el “Poder Soberano” se dividirá en tres: Ejecutivo, Legislativo y Judicial.