“Obra de tal modo que consideres a los demás siempre como un fin en sí mismo y nunca solamente como medio”.
Esta frase es del filósofo Kant, de sus imperativos categóricos del cual nos lleva a la dignidad de la persona humana.
En la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el primer artículo habla de la dignidad:
Artículo 1: Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Lo primero que debemos entender es que la dignidad juega un papel súper importante cuando hablamos de derechos, pero más si tocamos el tema de la persona humana.
Quería llegar a este punto para mencionar algo importante.
¿Cuánto vale una persona? Si somos sinceros, diremos que no podemos establecerle un precio y esto es cierto.
El filósofo Kant decía que la persona humana tiene valor, pero no precio. No podemos establecer un monto a la persona, pero sí podemos afirmar que vale.
¡Y una persona vale infinitamente!
Este valor infinito de la persona es lo que denominamos dignidad. La dignidad humana consiste en el valor infinito de la persona, por lo cual, todo ser humano merece respeto, pero también, ser promovido.
El respeto a la dignidad de la persona humana prohíbe todo tipo de maltrato, humillaciones y conductas que convierten a la persona en un objeto, es decir, limitarla a ser objeto sin sentimientos, emociones, sensaciones o sin valor intrínseco.
Del mismo modo, la dignidad humana nos llama a promover la existencia de los demás.
Hace unos días, un diputado de Morena, en un evento con la juventud, hizo una promesa muy demagógica: que los jóvenes de 16 años ya puedan ejercer el derecho (no su derecho) al voto.
¿Qué nos quiere decir esto y por qué hice una introducción en el tema de la dignidad de la persona humana?
El diputado está usando a los jóvenes, está caminando con una bandera que, a vista de todos, es una completa demagogia.
El primer párrafo de este artículo cita el Segundo Imperativo Categórico del filósofo Kant, quien hace hincapié en que no es lícito usar a la persona como medio, siempre hay que ver por los demás como un fin y que ese fin sea algo enriquecedor que haga crecer a la persona en su sentido amplio.
Es lamentable que muchos políticos usen así a las personas, no me refiero solamente a los jóvenes, que se me hace triste el hecho de ocupar la inocencia de los ellos para sus fines meramente políticos, sino también hay otros que usan a los adultos mayores o a los enfermos para “ganar fama” y creer que ellos son los mejores porque, a simple vista “ayudan”, pero todo se resume en ¡DEMAGOGIA!
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