Trabajo Legislativo / En Opinión de...


news

Las empresas cigarreras mantienen cautivos a fumadores


Juventina Bahena

Fumar en los años 70 fue para las jóvenes un símbolo de rebeldía, de liberación de las imposiciones de una sociedad machista, conservadora y represiva, pero hacerlo en las universidades era, además, un signo de intelectualidad. El cigarrillo las igualaba con el sexo masculino, el género ya no importaba porque se medían en el plano del conocimiento, del pensamiento revolucionario.

El emblemático puro del Che o el Cohiba de Fidel Castro llevaba la carga enigmática del comunismo “comeniños” que los sectores conservadores se encargaron de difundir.

Cargar una cajetilla de cigarrillos en el bolso era llevar consigo un nuevo estatus de liberación femenina que, a la postre, se convirtió en enfermedad y sufrimiento.

A los hombres les daba ese aire misterioso, reservado y a veces oscuro ¿Quién no ha visto un western de Clint Eastwood, con ese delicado puro entre los labios, los ojos entrecerrados apenas velados por el sombrero de pistolero? Sin él, quizá se vería menos viril.

En las mujeres era la sensualidad pura explotada en el cine durante las primeras décadas del siglo pasado. Muchas películas y series perfilaban a sus personajes estelares con un cigarrillo adosado a su personalidad. Hoy ha sido sustituido por el alcohol, aun cuando no lo sea, y pueden apreciarse escena tras escena con un trago en la mano.

La imagen sofisticada de los fumadores se trastocó en enfermedad. El tabaco mata a más de 8 millones de personas cada año, 1.3 millones son fumadores pasivos y destruye el medio ambiente con los desechos posconsumo.

Las personas que fuman se exponen a más de siete mil sustancias químicas al inhalar el humo de los cigarrillos. El fumador pasivo (las personas alrededor) también está expuesto a las mismas sustancias, a causa del humo de segunda mano.

El gasto del sector salud para atender las enfermedades asociadas al tabaquismo es de 116 mil millones de pesos y se registran más de 63 mil decesos anuales atribuibles a esta causa. Para las familias que se ubican por debajo de la línea de pobreza, los gastos pueden ser devastadores al atender una enfermedad crónica, tomando en cuenta que 30 por ciento de las enfermedades respiratorias se relacionan con el hábito de fumar.

La industria del tabaco busca mantener y ampliar el segmento de fumadores; pretende frenar las restricciones en la venta y el consumo, afectando cada vez más a menores de edad. Hubo grupos financiados por esta industria que reivindicaron el fumar al considerarlo un derecho y calificaron cualquier tipo de restricción como atropello a las libertades ciudadanas.

Pese a ello, se aprobó, en 2008, la Ley General para el Control del Tabaco (LGCT), con lo que se dio cumplimiento a obligaciones internacionales a fin de regular el control sanitario de los productos del tabaco, así como su importación. A la fecha ha habido más de cien iniciativas de todos los partidos para actualizarla, porque la industria tabacalera se reinventa para mantener cautivos a los fumadores.

Puso a la venta los cigarros electrónicos y los vapeadores, igual de dañinos que los tradicionales, pero con la careta engañosa de la inocuidad. Primero fueron los “light", por su "bajo contenido de alquitrán", que suponía un menor riesgo a la salud. Los estudios han demostrado que no es así. Se prohibió el uso del término.

Con las últimas reformas a la Ley se prohibió toda forma de publicidad, promoción y patrocinio de los productos elaborados con tabaco, en forma directa o indirecta, a través de cualquier medio de difusión o comunicación que pretenda posicionar los elementos de la marca de éstos, que fomente la compra, el consumo o preferencia de la población.

También se incorporaron pictogramas y advertencias sanitarias en el empaquetado y etiquetado de los productos de tabaco. Dos de los modelos de mayor impacto estaban relacionados con aborto espontáneo y toxicidad, representados con un feto sobre colillas y una rata, respectivamente. La industria del tabaco se inconformó al considerarlos ofensivos, repulsivos y desagradables.

Tampoco se trata de endurecer los mensajes de las cajetillas de tabaco con imágenes de “pulmones destrozados, tumores en carne viva o dentaduras podridas" para disuadir del hábito del tabaco.

Las autoridades sanitarias consideraron también que el aumento de precio mediante impuestos desalentaría su consumo. Pero por cada peso que recibe el SAT de impuestos de las tabacaleras, el gobierno gasta 2.50 pesos para atender los problemas derivados de fumar.

Tras el veto por decreto a los vapeadores y cigarrillos electrónicos en el país, el gobierno de Ciudad de México ha designado 11 espacios del centro histórico de la capital como espacios libres de humo, donde queda estrictamente prohibido usar productos de tabaco o similares. El objetivo es proteger el medio ambiente, la salud de los habitantes de la Ciudad y del país y de los turistas que visitan estas zonas y, de igual manera, también del Derecho Superior de la Infancia. Habrá multas.

El presidente Andrés Manuel López Obrador recibió el Premio de Reconocimiento Especial del Director General de la OMS “por su liderazgo y apoyo inquebrantable para fortalecer las medidas de control del tabaco en su país. Sus gestiones llevaron a la aprobación unánime de la reforma de la Ley General para el Control del Tabaco en 2021, que ha resultado en la prohibición total de la publicidad, promoción y patrocinio del tabaco, así como la creación de ambientes libres de humo en todo el país”. El presidente “ha reafirmado la importancia del control del tabaco, asegurando que el derecho a la salud de la población mexicana está por encima de los intereses de la industria tabacalera”.

La gente sigue comprando cigarrillos, más baratos, más pequeños, cajetillas de menor cantidad, o “sueltos”, en los puestos callejeros.

https://www.insp.mx/images/stories/Produccion/pdf/130206_reporteTabacoVol1.pdf


Notas relacionadas