En México, la historia de los movimientos sociales es una crónica de resistencia, esperanza y transformación. Desde las luchas campesinas de Emiliano Zapata hasta las demandas contemporáneas por justicia social, igualdad y derechos humanos, las voces de quienes exigen cambio han sido el motor que ha impulsado la evolución de las políticas públicas en el país. Estos movimientos no son simples manifestaciones de descontento; son puntos de inflexión que han redefinido el rumbo de la nación.
Hoy somos testigos de un avance histórico en los derechos de las mujeres en Campeche. La despenalización del aborto no es solamente una cuestión legal, sino una cuestión de justicia, de dignidad y de respeto por la autonomía de cada mujer sobre su propio cuerpo.
En los últimos años la salud mental ha emergido como un tema crucial en la agenda pública. Sin embargo, su relación con la política sigue siendo ambigua y, en muchos casos, insuficientemente abordada. La política como herramienta para gestionar el bienestar colectivo tiene la responsabilidad de priorizar la salud mental, no solo como un asunto individual, sino como un fenómeno social que afecta a comunidades enteras. En un mundo cada vez más complejo, donde el estrés, la ansiedad y la depresión aumentan, es imperativo que los líderes políticos reconozcan y actúen sobre esta realidad.
En México, más del 80% de los estudiantes cursan su educación en escuelas públicas. Esta mayoría representa una gran oportunidad para fortalecer el aprendizaje en ciencia, tecnología, ingeniería, arte y matemáticas (STEAM). La capacidad, creatividad y talento de los niños y jóvenes mexicanos están presentes, y cada oportunidad de formación puede ser el inicio de una transformación personal y familiar con impacto en la sociedad.