En esta última semana del período ordinario de Sesiones, la Cámara de Diputados ha aprobado importantes cambios legales que tendrán efectos sobre la vida cotidiana de millones de mexicanos.
El 5 de mayo de 1989 ardió el Salón de Sesiones. Una metáfora simbólica de aquel México, reflexionó Augusto Gómez Villanueva. Era legislador de la LIV Legislatura de la Cámara de Diputados, y fue testigo de los acontecimientos de esos días del ayer, cuando tras la polémica elección presidencial de 1988 que ganó Carlos Salinas de Gortari, los meses siguientes tenían al país con el alma en vilo.
El presente es el manantial de las presencias. Como relámpagos en la oscuridad se encienden recuerdos del ayer, capítulos clave del México contemporáneo. Momentos en que la democracia levantó el vuelo y se posó sobre el gran campo de batalla de la Historia.
Aquella madrugada del 5 de mayo de 1989 parecía mortalmente tranquila. Bajo la sedante belleza de las estrellas, la Ciudad de México dormía plácidamente. No había ningún augurio aciago, ni presagio, ni presentimiento, nada que anunciara: algo muy grave va a suceder. Pero comenzó a soplar el viento de la desgracia en la Cámara de Diputados.