Siempre quise dar clases. Es un sentimiento natural para mí, al igual que mi gusto por los libros, las hamburguesas o las terrazas con amigos. Es algo con lo que nací y sabía que tarde o temprano podría ejercerlo. Es cierto que las personas nos adaptamos y aprendemos ciertas cosas a lo largo de la adolescencia y juventud que nos moldean, pero también es cierto que hay ciertos elementos con los que nacemos, que van más allá de la "Tabula Rasa": la enseñanza es algo innato, es algo con lo que nací.
Las elecciones representan uno de los pilares fundamentales de la democracia y en cada ciclo electoral la participación de la juventud adquiere un significado especial. En la antesala de las elecciones del 02 de junio surge una pregunta inevitable: ¿qué esperamos de los jóvenes en este crucial proceso democrático?
No necesitamos esperar al día del maestro para reconocer a los amantes de la educación, esas personas que están todos los días con los alumnos, que conviven, incluso, más tiempo con los alumnos que las propias familias. Ellos día a día comparten conocimiento, pero también su vida.
El narcotráfico y la presencia intensa de cárteles en las sociedades es un fenómeno relativamente nuevo y que ha ganado tracción y cobertura internacional en las últimas cinco décadas. Legalizar o prohibir las drogas es tema de debate en sí, pero en numerosas sociedades se piensa cómo solucionar las externalidades negativas que genera este proceso. Una de las estrategias que los gobiernos que enfrentan el narcotráfico han usado son las políticas de mano dura: las autoridades facultan a sus fuerzas armadas a salir a las calles a combatir al crimen organizado.