"Una buena idea nunca se pierde. Aunque su creador o poseedor muera, algún día renacerá en la mente de otro”: Thomas Edison ¿Cuántas mentes hoy en día vienen a innovar o mejorar lo ya inventado? Desde Mesopotamia, donde se inventó el primer tipo de escritura, alrededor del 3000 a.C., hasta los Vedas, textos de antiguos rishis que transmitían información a través de diversos cantos. Si nos remontamos a la prehistoria, encontramos el instinto que llevaba a emitir sonidos. Cada sonido tiene un espectro de audición según el receptor: humano, electrónico o de alguna especie animal.
A lo largo de la historia, los acervos bibliográficos han sido fuentes de conocimiento que ayudaron a la humanidad a adquirir conocimientos nuevos; lamentablemente, en el pasado, debido a las guerras por conquistas, muchas de las bibliotecas milenarias desaparecieron y con ellas el conocimiento adquirido con años de trabajo. Ahora, cuando hablamos de acervos bibliográficos nos referimos al conjunto de textos catalogados y concentrados en un mismo lugar.
El arte, como entidad intrínseca al ser humano, se expande más allá de su utilidad y funcionalidad. Es una celebración de la creatividad, la expresión individual y la capacidad de explorar lo intangible. En su diversidad, el arte enriquece la vida al ser un medio para la conexión emocional, la reflexión y la comprensión entre personas.
La historia de nuestro país, incluida nuestra propia cultura, raíces e identidad, son lo que son ahora gracias a un agitado y turbulento camino que miles de hombres y mujeres tuvieron que recorrer, incluso desde antes que nuestro país se perfilara como una nación libre e independiente. Pero ¿por qué tuvo que ser de esta manera?