En los últimos 150 años, la sindicalización ha cobrado gran relevancia a nivel internacional. Históricamente, surge como un producto de las ola de revoluciones proletarias por toda Europa en 1848: el proletariado de los centros industriales se levantaron contra los dueños de las fábricas y contra sus gobernantes, quienes los consideraban igual de culpables por permitir su explotación laboral. En el momento, las quejas principales de los trabajadores eran poca seguridad en las condiciones laborales (accidentes frecuentes y que podían dejar a los trabajadores permanentemente discapacitados), jornadas laborales intensivas y la obtención de un salario demasiado bajo por el trabajo realizado. Por lo tanto, la unión legal de los trabajadores como un bloque para negociar con los empleadores y presionarlos a darles concesiones se volvió en una solución factible para que los trabajadores pudieran combatir la explotación laboral que sufrían al realizar sus profesiones.
2024 ya está aquí, un año que seguramente estará marcado por los cambios de guion, las sorpresas, y, en resumen, por la incertidumbre. Irrupciones tecnológicas, elecciones y cambios políticos, conflictos armados, impactos medioambientales y un largo etcétera prometen que sea un año que recordemos hacia el futuro.
"Una buena idea nunca se pierde. Aunque su creador o poseedor muera, algún día renacerá en la mente de otro. Thomas Edison." ¿Cuántas mentes hoy en día vienen a innovar o mejorar lo ya inventado? Desde Mesopotamia, donde se inventó el primer tipo de escritura alrededor del 3000 a.C., hasta los Vedas, textos de antiguos rishis que transmitían información a través de diversos cantos. Si nos remontamos a la prehistoria, encontramos el instinto que llevaba a emitir sonidos. Cada sonido tiene un espectro de audición según el receptor: humano, electrónico o de alguna especie animal.
La Inteligencia Artificial es, sin duda alguna, uno de los avances tecnológicos más relevantes de la década en curso del siglo XXI; el desarrollo de sus aplicaciones y usos pueden ser aprovechados para, prácticamente, cualquier ámbito. Sin embargo, el costo ambiental que está práctica conlleva es sumamente grande. Las emisiones de CO2, el uso de recursos naturales y el consumo de energía que la IA causa tienen que ser reguladas y controladas, así como promover la búsqueda algoritmos “verdes”.